A nadie se le escapa que tener un bebé o hijos pequeños es agotador. Los nuevos padres pueden no dar crédito a la demanda de energía, actividad y atención que supone criar a un hijo. Son los despertares nocturnos, es el no parar, es lo no tener un minuto para descansar pero también es algo más.
Todos los padres, pero de una manera especial las madres que se ocupan de un bebé, o de un bebé y de sus hermanos mayores, y que por lo general tienen un mayor nivel de implicación y gestión de tareas relacionadas con el cuidado de los niños deben gestionar una cantidad ingente de información.
Son pequeñas piezas de información relacionadas con el pediatra, el calendario de vacunación, las citas con los profesores, la alimentación, la ropa, el pañal y cuidado de los niños pequeños en general
No quiero decir que las mujeres se deban ocupar más de los niños ni todo lo contrario, simplemente me limito a constatar un hecho y es que, al menos durante los primeros meses, gran parte de las ocupaciones y preocupaciones del cuidado de los hijos recae sobre la madre. A priori, puede parecer poca cosa e incluso resultar una labor invisible a los ojos de la pareja o el resto de la familia, pero esta sobrecarga de información tiene un alto coste según revelan distintos estudios.
Uno de los estudios más famosos relacionado con el efecto del exceso de información se realizó en la Universidad de Wisconsin. Se juntó a una serie de personas antes de una reunión social de antiguos alumnos. Los investigadores antes de la reunión pidieron a algunos asistentes que realizaran una tarea cognitiva relativamente sencilla. Al primer grupo se le pidió que aprendiera un número de teléfono y que lo recordara hasta el final de la reunión. Al segundo grupo no se le pidió que recordara nada. Lo curioso del experimento es que los examinadores cuantificaron la cantidad de comida y bebida que cada uno se esas personas consumió durante la fiesta. Los sujetos que tenían que recordar uno número de teléfono consumieron más cantidad de comida y bebida que los que no debían recordar nada y, curiosamente, su elección de alimentos era mucho más calórica. Eligieron en mayor medida dulces, tartas, galletas y refrescos azucarados. Además, al finalizar la reunión refirieron encontrarse más cansados que los que no tenían que recordar nada.
Los resultados de este experimento sirvieron para demostrar una cosa. Mantener una alta carga de información en el cerebro, consume mucha energía cerebral (por eso su cerebro demandaba más glucosa) y puede tener un gran impacto en nuestro nivel de cansancio.
Es lo que se conoce como memoria de trabajo o carga mental, y tal y como demuestra el dibujo cualquier madre (o padre) que tenga muchas cosas en la cabeza, va a experimentar efectos secundarios que van desde el cansancio físico y mental hasta una reducción en la líbido, problemas de memoria o peor capacidad para sobrellevar la frustración.
Así que como puedes ver, aunque seas uno de los afortunados que duerme bien, aunque tengas una ayuda en casa o aunque sólo tengas un bebé…hay razones más que suficientes para que te sientas cansada o cansado al finalizar el día. Si además compaginas la crianza y cuidado de tus hijos con el trabajo y eres capaz de llegar al final del día…simplemente mereces un título de Superwoman (o Superman).
Puede que las personas que tienes alrededor no siempre te entiendan, pero por lo menos ahora vos sí conocés los efectos de la alta carga mental en el cansancio y puedes enviárselo a quien quieras. Desde tus amigas que se sienten igual que tu hasta tu pareja, tu padre o tus compañeros de trabajo que no llegan a entender todo el esfuerzo que supone construir una familia tan bonita como la tuya.
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