“Mamá no soy yo, son las marcas”: el duelo y la fortaleza de no entrar en el deber ser de la moda

Cecilia Coradina es una mamá, como tantas otras, que a diario debe lidiar con las complejidades de criar a una hija en un mundo de valores huecos, que dañan y enferman. Comparte con Buena Vibra una carta que muchas celebraron y que marece ir más allá de su muro en Facebook, para ayudar a pensar y a cambiar.

“Esta tarde salí a caminar por Caballito con mi hija de 13 años. Miramos vidrieras como un día cualquiera, solo que esta vez me sorprendió que ella ya no insistió por entrar y comprar algo en ninguno de sus locales favoritos, los ignoró por completo. ¿Ya no te gusta esta ropa? Le pregunté. Me respondió que no era eso, que le parecía bastante linda pero que ella no encaja en esa marca. Y que, entonces, desde hacía un tiempo había decidido pensar distinto… La escuché.

Hace algunos meses mi hija elige comprarse ropa “de hombre”. ¿Por qué? Me explica que es porque se siente libre y cómoda, que eligió dejar de tener conflictos y angustias en los probadores de “ropa de minitas” y que entendió en carne propia el peso de un estereotipo: “para ellos es más fácil, tienen ropa hasta el talle XXL real, no como el talle XL de minitas que, con suerte -si conseguís-, no te entra ni de casualidad”.

Entonces, me explica, decidió dejar de conflictuarse, buscarle la vuelta, y dejar de querer “entrar” en ropa que ya viene con el estereotipo en la etiqueta. La hizo fácil.

Me dice que cree que esto en algún momento va a tener que cambiar. Que se da cuenta que el problema no es ella, lo cual no es poca cosa. “No te voy a decir que no me genera conflicto, mamá, pero prefiero ignorarlo -confía-. Me preocupa que otras chicas de mi edad con cuerpo normal, de mujer real, no puedan ver que el problema no son ellas sino las marcas, que con su ropa de tamaños diminutos nos marcan cómo deberían ser nuestros cuerpos. Esas chicas sufren, y también se enferman”.

Toda esta charla, que duró solo algunos minutos, me dejó pensado y con varias ideas dando vueltas. ¿Le podré asegurar que esto cambiará en algún momento? ¿Podré asegurarle que no seremos nosotras las que tendremos que cambiar y adaptarnos a las marcas? ¿Qué pasa con las chicas y no tan chicas que no pueden identificar que no son sus cuerpos el problema? ¿Se cumplirá en algún momento la famosa ley de talles?

Festejo y celebro que mi hija, con 13 años, pueda identificar la carga que un estereotipo puede darle a su vida. Me hace creer que si las escuchamos realmente la cosa puede cambiar de a poco, y que al menos hasta que cambie el contexto tengan la fortaleza de elegir pensar distinto y no querer entrar a cualquier precio”.