Adoptar una mascota es un compromiso enorme y puede dar miedo. Cómo todo aquello que se hace por primera vez, es difícil saber qué esperar. Por eso es mejor prepararse en todo sentido para estar tranquilos ante la llegada del nuevo integrante al hogar.
Antes que nada es fundamental llevar al animal a un veterinario para asegurarse de tener todos los controles al día, diagramar su plan de vacunación y sacarse todas las dudas. Esta prevención se hace principalmente para evitar futuros inconvenientes que perjudiquen al animal y a nosotros mismo.
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Otro punto importante para charlar y definir con un profesional es el alimento. Hay diferentes tipos de alimento, según su tamaño; pequeño, mediano y grande; según sus necesidades específicas; control de peso, renales, urinarios, gastrointestinales o hipoalergénicos.
También es necesario determinar los momentos de juego y descanso ya que mantenerlos activos es vital. En este sentido, los juguetes cumplen funciones claves. En el caso de los gatos, por ejemplo, las cañitas sirven para mantener y desarrollar su sentido de caza y los rascadores son excelentes para evitar que rasguñe los muebles de la casa y descargue todas sus energías en un solo lugar.
Para los perros, se recomiendan pelotas, huesos y mordillos. Para que duerman cómodos, es necesario colocar sus camas en un lugar fresco, tranquilo y seguro.
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A la hora de comer, dejar siempre la comida y agua en el mismo lugar ayuda a que asocien el momento de comer únicamente con ese rincón de la casa. En el caso de los gatos, hay que asegurarse de que no haya nada demasiado peligroso a su alcance como cables, pesticidas, objetos pequeños que podría llegar a ingerir, basura (siempre debes dejarla en un lugar difícil de acceder y con su tapa colocada) etc.
Además, es clave restringir el acceso a balcones. Otro “básico” para recibirlo es contar con una litera, esto es, un lugar designado para hacer sus necesidades. Las piedras y arena son excelentes porque absorben la humedad y los olores.
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