Peleas, reproches, gritos: muchas veces es complicado aclarar ciertas cosas en la pareja sin llegar al conflicto. Lograr una comunicación honesta es indispensable si queremos tener una relación sana y duradera.
Al principio de cualquier relación las cosas fluyen bien y los problemas parecen querer llegar. Con el tiempo esto puede cambiar, la relación se asienta y algunas cosas se naturalizan. Por eso, te damos algunos tips para mantener o mejorar la comunicación en la pareja.
No es suficiente oír lo que dice el otro, debemos escuchar prestando atención a lo que dice. Esto no quiere decir estar pendiente de obtener material para planificar tu respuesta, sino con intención de comprender. Esta es la regla de oro de la comunicación interpersonal.
Muchas veces nos podemos nerviosos antes de una conversación. Si queremos evitar las faltas de respeto o las reacciones emocionales, debemos calmarnos e intentar expresar nuestra opinión de forma tranquila. De esta forma, el otro se mostrará más dispuesto a escucharte y entenderte. Un truco para mantener los decibeles de la conversación bajos es monitorear tu propio tono. Ojo, el sarcasmo tampoco ayuda en estas situaciones.
Nuestro cuerpo dice más cosas de las que querríamos. A la hora de encarar una conversación podemos intentar usar una postura cómoda, que indique que estamos dispuestos a escuchar y a prestar atención. Si nuestro lenguaje corporal es agresivo no habrá forma de llegar a un acuerdo.
Las discusiones son normales. Cada persona es un mundo y siempre van a existir desacuerdos en una pareja. Sin embargo, eso no quiere decir que debamos lastimarnos cuando no pensamos de la misma manera. El amor no se evapora en la discusión y usar los apelativos amorosos a los que estamos acostumbrados puede disminuir la tensión que existe entre ambos.
Se honesto con lo que sentís. De hecho, esto ayudará a que el otro también lo haga y se sienta cómodo. De esta manera podrán encontrar los motivos subyacentes de la discusión y solucionarlos.
La comunicación debe ir enfocada a lo positivo de la misma, es decir al objetivo de alcanzar un acuerdo. Si nuestra comunicación está enfocada en solucionar el problema hay menos chance de que digamos palabras hirientes sin sentido. Además, existirá un claro fin de la discusión y no será un tema recurrente.
Estás teniendo una discusión ahora, no es la del mes pasado. Hacer referencia a discusiones pasadas o reproches antiguos no sirve. El reproche en medio de una discusión puede desencadenar un mayor malestar y tensión. Esto retrasaría el hallazgo de una solución y prolongar la conversación hasta el desgaste.
Hace autocrítica y asumí tu responsabilidad en lo sucedido. Si empiezas la discusión con humildad el otro va a tomarlo como una buena señal. Esto es importante porque escuchar, estar tranquilo y ser respetuoso si no nos hacemos cargo de nuestras acciones. Si hacemos esto podremos identificar puntos de conflicto y oportunidades de aprendizaje.
La contracara del punto anterior es no cargar al otro con toda la culpa del problema. Lo único que vas a provocar haciendo eso es que el otro se cierre y tome todo de manera personal. Lo mejor es preguntarnos que hicimos mal y dejar que el otro haga lo mismo para que podamos encontrar una solución juntos.
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