Pareja

Padres separados: lo que los hijos sí necesitan y lo que no

Ellos no deciden, pero participan, todo el tiempo, de las crisis de la pareja. Aquí, lo que los hijos necesitan y lo que, definitivamente, no necesitan para nada

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Los hijos de padres separados son protagonistas involuntarios de esa historia que es, sobre todo, un duelo de pareja, de adultos. Ellos no deciden, pero participan, todo el tiempo, de las crisis de la pareja. Aquí, lo que los hijos necesitan y lo que, definitivamente, no necesitan para nada. Aquí una serie de consejos a tener en cuenta según la experta experiencia en temas de familia del psicólogo Alejandro Schujman.

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Padres separados: cómo contener a los hijos

Es demoledor para ellos ser espectadores de los enconos de sus padres. Sufren mucho más que cuando los padres deciden separarse. Cómo acordar los temas inherentes a los hijos y no ponerlos en medio de los conflictos de la pareja.

1) Que la parentalidad compartida reine aún más una vez separados.

Es complejo que funcione bien aún cuando los padres están juntos, pero si las tensiones de pareja desaparecen, aquellas que los hacían sufrir, y cada uno recupera la calma, podrán operar por aquello que los sigue uniendo hasta que la muerte los separe: los hijos.

2) Que los permisos sean homogéneos y acordados.

Los pequeños suelen administrar los recursos existentes optimizando las grietas entre uno y otro progenitor. Esto es: “¿Mamá me compras la remera de las princesas?” Frente a la negativa, en el primer encuentro con el padre repetirá la pregunta, y el papá, desprevenido, quizás acceda. ¡Bingo! La operación confusión parental fue todo un éxito.

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3) Que los adultos manejen las emociones propias sin dejar de pensar nunca en lo que los hijos necesitan.

La separación reciente suele ser motivo de vaivenes emotivos complejos de manejar. Es entendible, es saludable, pero mantengan los padres el filtro para los excesos hormonales y emocionales cuando los hijos están allí. Esperen a quedarse solos, llamen a un amigo, al analista, pero que la catarsis no fluya en el ámbito doméstico sin red.

4) Para reconstruir cada uno su pareja esperen el tiempo de los hijos y no de los grandes para entrar a la vida de los pequeños.

Por mayor que sea el deseo de reconstruir rápidamente la vida afectiva, deberá ser cuidado el tiempo en el que los hijos, sobre todo si son pequeños, puedan aceptar y convivir con la existencia de otro hombre o mujer en la vida de uno de sus padres. Muchas veces las ansias y el apuro juegan malas pasadas y precipitan encuentros que deben ser demorados. A menudo los adultos nos comportamos como pequeños que no saben esperar. Lo que diferencia la niñez de la adultez es, entre otras cosas, la capacidad de soportar los tiempos de espera y manejar la frustración que eso produce

5) Que nunca, pero nunca, pongamos a los pequeños en situación de rehenes.

Ellos no son responsables de lo que los padres pueden o no hacer de sus vidas. Sufren, y a menudo los adultos están tan obnubilados por sus padeceres que no reparan en que los pequeños están ahí, en platea preferencial, viendo la descuartización de los adultos que debieran cuidarlos y protegerlos.

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A menudo los adultos están tan obnubilados por sus padeceres que no reparan en que los pequeños están ahí, en platea preferencial, viendo la descuartización de los adultos que debieran cuidarlos y protegerlos

6) Que los padres mantengan siempre frente a sus hijos en la medida de lo posible, el respeto por el otro progenitor, independientemente de lo que sientan.

Son habituales frases como:

  • ”Cuando tu padre me dé el dinero que corresponde volveré a hablar con él”.
  • “Decile a tu madre que yo no te compro ropa para que ella la pierda”.
  • “Tu padre me arruinó la vida”.
  • “Pedile a tu madre ese juguete, con la plata que le doy sobra para eso”.

Cuidemos al otro, de nada vale todo el amor que le tenemos a nuestros hijos si no somos capaces de mantener el respeto básico que seguramente nuestro/a ex merece.

7) Eviten los padres, a través de los hijos, buscar información sobre el padre o madre.

Los niños no son informantes. Si se han separado, una de las situaciones que se liberan o habilitan es la confidencialidad respecto de lo que el otro hace o deja de hacer. Manejemos nuestras ansiedades y temores.

8) Que no teman los padres ser remplazados en sus roles esenciales

El que uno u otro forme nueva pareja no significa de ninguna forma que tendrán nuevo padre o madre. Cuando el padre o madre está presente en su función como tal, la titularidad está garantizada. La capacidad de afecto de una persona es una fuente inagotable, sólo es necesario tener las herramientas adecuadas.

9) Que respeten los acuerdos de tiempos de cada uno con los hijos

Las transgresiones de lo pautado en lo que a los hijos respecta impactan directamente sobre los pequeños. Muchas veces los padres toman represalias contra su ex como tiros por elevación, y sin darse cuenta patean el aparato psíquico del niño. Lo acordado es en función al beneficio de los hijos: los rencores, tendrán que ser vehiculizados de alguna otra manera.

A veces los padres toman represalias contra su ex como tiros por elevación, y sin darse cuenta patean el aparato psíquico del niño.

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10) Que disfruten, finalmente, luego de los momentos dolorosos que han vivido, y que comparten la maravilla de ser padres.

Los hijos los necesitan más juntos que nunca. Por el bien de ellos y también por su bien, para poder compartir, como no lo lograron hacerlo mientras eran pareja, la exquisita aventura de ver crecer a quienes más amamos.

 

  • Por Alejandro Schujman, psicólogo especialista en adolescentes. Autor del libro Generación Ni Ni y coautor del libro Herramientas para padres. Autor del espacio Escuela para Padres en Buena Vibra.

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