Una serie de experimentos psicológicos realizados por investigadores estadounidenses y suizos reveló un curioso comportamiento. Según surge de sus estudios, las personas tacañas “cambian” sus recuerdos y se presentan como más generosas de lo que han sido en el pasado.
Psicólogos de la Universidad de Yale (Estados Unidos) y economistas de la Universidad de Zurich (Suiza) se propusieron estudiar cómo las personas equilibran o matizan sus propios recuerdos para justificar sus comportamientos ante ellos mismos y ante los demás. “Cuando las personas se comportan de maneras que no cumplen con sus normas personales, una manera en la que mantienen su imagen moral es recordando erróneamente sus lapsus éticos“, señala a Neuroscience News Molly Crockett, profesora asistente de Psicología en la Universidad de Yale y autora principal del estudio.
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El equipo de investigadores ha exploró si los recuerdos de los comportamientos de las personas les ayudan a preservar su propia imagen moral, incluso negando la necesidad de emplear el razonamiento motivado. En lugar de convencerse a sí mismos de que un camarero no merecía una mejor propina, por ejemplo, un cliente podría recordar que dio más propina de la que recordaba.
En un primer experimento en laboratorio, los investigadores presentaron a los sujetos una gran cantidad de dinero y les pidieron que decidieran cuánto conservar y cuánto dar a extraños anónimos. Después de responder a algunas preguntas de una encuesta, se pidió a los participantes que recordaran cuánto dinero habían dado a los extraños anónimos, siendo recompensados con dinero si recordaban sus decisiones con precisión. Incluso con un incentivo financiero, los sujetos más tacaños tendían a recordar haber dado más dinero del que realmente habían entregado.
En otro par de experimentos, realizados en laboratorio y de manera online, los investigadores preguntaron a los sujetos sobre cuál creían que era la distribución justa del dinero antes de pedirles que dividieran la cantidad. Los investigadores encontraron que sólo aquellos sujetos que habían dado menos de lo que personalmente consideraban justo recordaban ser más generosos de lo que realmente habían sido.
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Finalmente, en un último par de estudios se demostró que los sujetos sólo recordaban mal su racanería cuando se sentían personalmente responsables de sus decisiones. Cuando los participantes fueron conminados explícitamente por los investigadores a dar cantidades más bajas, con lo que no sintieron ninguna responsabilidad por sus acciones, recordaron su comportamiento con precisión.
“El deseo de preservar una imagen moral personal nos motiva a racionalizar nuestras acciones poco éticas y a ‘revisar’ esos actos en nuestra memoria”
“La mayoría de la gente se esfuerza por comportarse éticamente, pero la gente a veces no defiende sus ideales”, explica Ryan Carlson, de la Universidad de Yale. “En tales casos, el deseo de preservar una imagen moral personal puede ser una fuerza poderosa y no sólo nos motiva a racionalizar nuestras acciones poco éticas sino que también hace que ‘revisemos’ esas acciones en nuestra memoria”.
Según los autores, la tendencia a recordar de manera defectuosa sólo se aplicaba a los tacaños, ya que la mayoría de las personas se comportaba de manera generosa hacia los extraños anónimos y recordaba su comportamiento con precisión. Eso sí, los investigadores también matizan que no pueden extrapolar los resultados a todo el mundo, ya que los experimentos, realizados en Estados Unidos y Suiza, pueden estar condicionados por la cultura occidental.
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