Calefaccionar los ambientes es una medida que nos permite hacer frente a las duras condiciones climáticas invernales, además de brindarnos confort, pero también puede resultar perjudicial para la salud dependiendo del sistema de calefacción usado y de la temperatura a la que se lo utiliza.
En principio debemos mencionar que lo ideal es que la temperatura no suba de 21°-23° y que la humedad ambiente se sitúe entre el 50 y el 70%. La calefacción excesiva aumenta el contraste de temperatura entre interior y exterior, lo que puede disminuir la capacidad de respuesta defensiva del organismo.
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Por otra parte, cuanto mayor sea la temperatura, más se resecará el ambiente y afectará nuestro sistema respiratorio. La sequedad del ambiente provoca sequedad de las mucosas, que son el revestimiento interno que tienen las vías aéreas en el que se encuentran las cilias, unas “escobillas” que están a lo largo del aparato respiratorio y que se encargan de “barrer” los virus o bacterias con los que podemos entrar en contacto.
La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria acerca algunas consideraciones y recomendaciones para cuidarse en ambientes calefaccionados que compartimos aquí.
La combustión inadecuada del material empleado para la producción de calor, o un sistema de ventilación insuficiente, puede provocar la acumulación de gases nocivos en cantidades peligrosas.
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Ante la llegada del invierno es importante y urgente tomar precauciones para evitar las intoxicaciones por inhalación de monóxido de carbono.
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