El hecho de poder cultivar las propias verduras, frutas y hortalizas no solo se traduce en el significativo ahorro a la hora de hacer las compras sino que también se trata de una práctica que acarrea otros beneficios.
Además del placer de comer verduras que uno mismo ha plantado, cuidado, hecho crecer y cultivado es notorio el sabor diferente que estas tienen con respecto a las producidas en gran escala. Por otro lado, el cuidado que uno puede brindarles da la opción de cultivarlas sin necesidad de usar agroquímicos llegando entonces a cosechar unas sabrosas verduras orgánicas.
En Les Avanchets, una ciudad en Suiza, esto es más que una idea, ya que el mismo gobierno fue el que impulsó la iniciativa de que cada habitante tenga un huerto en su jardín, entregándole terrenos para autoabastecerse de alimentos e intercambiarlo con los vecinos.
Según cuenta el fotógrafo y ecologista Yann Arthusbertrand, autor de la imagen que dio a conocer de manera masiva esta característica del poblado, en Europa, las primeras huertas hogareñas fueron creadas en el siglo XIX, en un plan sostenido también desde los estados nacionales para que los trabajadores pudieran mejorar su dieta. El ejemplo fue seguido en Suiza desde la Primera Guerra Mundial.
Hoy en día, los huertos familiares en Suiza ocupan 900.000 parcelas y eso significa 50.000 hectáreas utilizadas en la explotación de la escala familiar, el equivalente a 3.000 granjas de tamaño medio. En el mundo existen 800 millones de agricultores urbanos aficionados.
En las ciudades del sudeste de Asia y algunas ciudades de América Central y del Sur, muchos dependen en realidad de este negocio para sobrevivir. Y Europa no es una excepción a esta tendencia. La agricultura urbana está en auge y el número de sus seguidores podría duplicarse en menos de veinte años. Sin embargo, hay un asunto que debe atenderse. Tanto en Suiza como en todo el mundo, los suelos urbanos están altamente contaminados y pueden contaminar las frutas y verduras cultivadas allí.
Los huertos urbanos también son un aporte al medioambiente, ya que fomentan la presencia de plantaciones en espacios donde de lo contrario el cemento sería preponderante.
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