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El sistema escolar en la etapa 3 a 6, que en España es Educación Infantil de segundo ciclo, en Argentina es Jardín de Infantes hasta los 5 años y a partir de los 6 años es Educación Primaria Inicial.
La educación en Argentina y España es muy diferente al sistema que utilizan en Suiza, Austria, Holanda, Finlandia y prácticamente todos los países desde ahí hacia el norte de Europa, donde la Educación Infantil prioriza jugar primero y aprender a leer después, recién a los 7 años.
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Nadie pensaría ni diría que son países “retrasados” en ningún aspecto, ni cultural, ni social ni económicamente, y menos académicamente.
Sin embargo en España se teme que ese tipo de educación haga que los niños queden rezagados, por ese miedo se trata de adelantar contenidos todo lo que se pueda cuando aún no están maduros para eso, y forzar a los niños de 4 años a aprender lectoescritura y números, y privarlos del juego, el movimiento y la experimentación imprescindible a esta edad.
Todo eso se hace a pesar de que la neurociencia ha demostrado que eso es perjudicial para su desarrollo.
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El Kindergarten (jardín de infantes) comienza a los 5 años y dura dos años, hasta que los niños entran a la Primaria con 7 años.
En el Jardín no se enseña lectoescritura, no se hacen fichas, ni hay ninguna enseñanza dirigida. Como no hay enseñanza de estilo tradicional, las aulas no se consideran así, sino como espacios para aprendizaje autónomo, por lo tanto no hay mesas ni sillas.
En el Jardín hay juego libre, mucho al aire libre, y trabajos manuales (pintura, arcilla, punto…) todo libre
Trabajar con las manos ayuda a desarrollar la motricidad fina y a madurar las estructuras cerebrales básicas para el desarrollo cognitivo posterior.
Los niños aprenden formalmente la lectoescritura en Primaria, a los 7 años, (en el Jardín aprenden a escribir su nombre) y tardan muy poco en aprenderla, porque ya están maduros.
Eso no impide que algún niño aprenda por su cuenta a leer y escribir, movido por la curiosidad y el interés, algo maravilloso que suceda así naturalmente pero eso no marca el ritmo de los demás.
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Van a la “guardería” (no son “escuelas” infantiles, porque no se les “enseña” nada) sólo se los cuida, con el mismo criterio: mucho juego y experimentación.
Es habitual ver a grupos de niños en horario escolar jugando en los parques públicos o tirándose en trineo por las laderas que sean seguras.
El precio que cada familia paga por la guardería depende de los ingresos familiares, cuanto menores son los ingresos, menos se paga. Las cuidadoras están bien pagadas, ya que cuidar niños pequeños no se considera menos importante que enseñar a alumnos de secundaria.
Hay que aclarar que las familias no sólo reciben ayuda por cada hijo, hayan trabajado o no, además es común que la madre o el padre puedan reducir su jornada laboral para coordinar mejor familia y trabajo.
Pueden trabajar un 80%, un 60%, un 40% de la jornada: todo es muy flexible, y está bien visto y aceptado por las empresas. Obviamente es otra cultura. Por ende el uso de la guardería también es flexible.
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Otra de las características de estos países es que son los pedagogos y docentes quienes diseñan los planes de cuidados y de estudios, basándose en lo posible en la psicología evolutiva y la neurociencia.
Austria, por ejemplo, tiene una ley que impide a los menores de 6 años permanecer más de 25 horas semanales en centros escolares, fuera del ámbito familiar. También tiene una red estatal de madres de día para cuidar a los más pequeños, ya que el jardín empieza a los 5 años.
En España y Argentina, en cambio, los programas están establecidos a nivel político y con otros criterios, y el objetivo es adelantar contenidos e institucionalizar cada vez más tempranamente a los niños.
Según los expertos: una vuelta de tuerca en la dirección equivocada.
Te invitamos a ver este lindo video que preparamos en Buena Vibra para destacar la labor de los docentes que quieren despertar la curiosidad y el interés en los niños:
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