Los mensajes se contradicen, las noticias cambian y, en diferentes temas, el 2020 nos acostumbró a volantazos de lo más insólitos: hemos visto de todo y hemos escuchado a los principales funcionarios decir y desdecirse con total normalidad. Ocurrió en todos los ámbitos y reina la confusión: para aclarar dudas sobre un tema que inquieta a familias, docentes y escuelas, Buena Vibra habló con la ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, para tener una palabra oficial sobre cuándo empiezan las clases en 2021 en CABA: la fecha, inamovible, es el 17 de febrero, tanto en el sector público como en el privado.
La decisión generó aplausos y cuestionamientos en dosis parecidas y todavía genera dudas y tensiones en distintos ámbitos. El ministro de Educación de Nación, Nicolás Trotta, habló del 1 de marzo, y en Provincia de Buenos Aires todavía no hay novedades oficiales. Los gremios, por su parte, han expresado resistencias.
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En tanto, está confirmado que cada provincia podrá decidir cuándo empezar en función de su situación particular. Esta semana, en una reunión del Consejo Federal de Educación, se acordó que cada distrito definirá el calendario escolar 2021 y también los modos que tomará la escolarización -presencial, virtual, mixta-, atendiendo a las circunstancias particulares de cada distrito.
El problema de esta “autonomía” en las decisiones -y de las diferencias que ésto supone-, es que la decisión de empezar antes en CABA llega cuando muchas familias ya resolvieron vacaciones u organizaron su verano contemplando el inicio de clases el 1 de marzo, como había dicho Trotta. De hecho, este adelanto afecta fuertemente al turismo, uno de los sectores más golpeados por la crisis que desató la pandemia.
El gran desafío, entonces, es decidir estableciendo prioridades y asumiendo que se ganará de un lado para perder por otro. En ese marco, el Gobierno de la Ciudad optó por privilegiar las necesidades de los chicos, que, en ningún lugar del mundo, estuvieron un año afuera de las aulas y con clases exclusivamente on line, como ocurrió en Argentina.
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¿Las razones? Preocupa y mucho su situación y la suerte de las generaciones que tuvieron que atravesar este difícil 2020 sin acceso a uno de los pilares de una infancia digna y saludable: el derecho a la educación y al despliegue personal en el ´ámbito escolar.
El punto es que es difícil conciliar las diferencias enormes que genera la profunda desigualdad que hay entre los niños y adolescentes de nuestro país, con alumnos hiperconectados que tuvieron decenas de horas de clases por semana y otros que directamente pasaron el año sin acceso a un maestro, a sus compañeros y a los contenidos considerados fundamentales para la edad que transitan.
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En ese punto, desde el Ministerio de Educación de CABA ponen el foco en la necesidad urgente de achicar esas brechas y ocuparse de los miles de niños que la pasaron mal en 2020.
Se apoyan en datos: según un relevamiento realizado por INECO, consultando a familias de estudiantes de escuelas de gestión estatal, el comportamiento de los chicos y chicas se modificó durante el aislamiento: aumentó la hiperactividad, se distraen con más facilidad, se asustan más fácilmente y, lo más preocupante, el 82% considera que los chicos se sienten más infelices y más preocupados. Aumentaron en un 62% las dolencias físicas como náuseas y dolores de cabeza y de estómago, están más nerviosos, enojados y perciben alteraciones del sueño.
La ONU lo llamó “una tragedia generacional”. Cerca de 1.600 millones de estudiantes de todas las edades se han visto afectados por el cierre de colegios, con repercusiones inmediatas y de largo plazo en ámbitos en distintos planos
Es la mayor paralización de la educación en la historia, y 24 millones de alumnos de todos los niveles en el mundo podrían abandonar el sistema educativo para siempre a causa de los cierres por la crisis del coronavirus. Por eso están pidiendo a los gobiernos que se mantenga la continuidad del aprendizaje.
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Consultada por Buena Vibra, la ministra Soledad Acuña subrayó: “Nuestro rol es garantizar las mismas oportunidades a todos los chicos y chicas. Y este año se generaron muchas dificultades y hay grandes diferencias entre un alumno y otro. Esa diversidad se va a ver en el aula y tiene que ser atendida en su particularidad. Lo psicológico, lo social y lo emocional de los niños también se construye y desarrolla en la escuela y no sabemos qué consecuencias psicológicas y sociales vamos a enfrentar. Por eso proponemos la vuelta 15 días antes, para que los docentes puedan evaluar con qué aula se van a encontrar”.
“Son 15 días que le ganaremos al calendario escolar para hacer una evaluación formativa, que le dará herramientas al docente para planificar el resto del año, coordinando los contenidos del 2021 junto lo que no se pudo alcanzar en 2020. Apuntamos a tener 198 días de clases”, comentó.
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Según la ministra, “esta instancia va a ser necesaria sobre todo para los docentes, para ver en qué situación está cada uno de sus alumnos. Después de tantos meses sin la presencialidad, muchos chicos ya no tienen el hábito del estudio y la rutina, sumado a todo lo que han vivido dentro de sus casas, los efectos emocionales y psicológicos de los cuales nos advierten los especialistas”.
“Son chicos que estuvieron 400 días sin una rutina, sin el oficio de ser estudiantes. Estos 15 días de febrero son fundamentales para esta nueva normalidad. Una maestra que el año que viene recibe a un cuarto grado, en realidad recibe a estudiantes que la última vez que fueron a la escuela fue en segundo. Por eso lo mejor es empezar lo antes posible”, dice Acuña.
Para aquellos niños que no han podido sobrellevar el año escolar, desde el Gobierno de la Ciudad se proponen aprovechar el verano para recuperar algo de lo perdido: “Vamos a estar generando nuevas y más oportunidades para aprender aquello que no pudo aprenderse durante el aislamiento. De hecho, en enero vamos a generar espacios de aprendizaje y enseñanza en las escuelas de verano e instancias adicionales el año que viene”.
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Desde el gobierno porteño sostienen que el resto de los países ha vuelto a las clases presenciales luego del receso de verano y que hay algunos, como Francia, en que no se cerraron las escuelas. “Trabajamos en base a las evidencias de los países Europeos. Todos los especialistas recomiendan que es más seguro que los chicos estén en la escuela a que no estén. Tenemos la obligación de tomar decisiones para mitigar el impacto negativo de la pandemia en la educación y para proteger las oportunidades educativas”, dice.
El objetivo, dicen, es “ir dándoles a los chicos la oportunidad de volver a ser estudiantes. Estudiantes que aprenden entre pares, con sus docentes, para resolver dudas o consultas. Estudiantes que tienen su espacio de estudio y aprendizaje. A los adultos nos va a tocar hacer un esfuerzo más por nuestros hijos e hijas”.
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