Ex Jefes de Estado y de Gobierno de 70 países y personalidades que desempeñaron altos cargos en los más importantes organismos internacionales se unieron esta semana para pedirle al G-20 que tome medidas urgentes para enfrentar las “graves crisis sanitarias y económicas mundiales derivadas de la Covid-19”.
El documento que acaban de dar a conocer bajo el título de “Manifiesto para una acción conjunta contra la pandemia” es un paso sin precedentes y es la expresión más contundente de una voluntad común que el G20 debiera atender: allí se destaca la necesidad de un liderazgo global ante una crisis que supera por completo la capacidad de los Estados para resolverla por sí solos. Es entre todos, destacan. No hay otra.
Los referentes subrayan la necesidad de ponerse de acuerdo de inmediato en torno a las necesidades urgentes definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las medidas de emergencia fundamentales para restablecer la economía en todo el mundo. Para ambas cosas, en el manifiesto reclaman que los líderes mundiales se comprometan a financiar cantidades muy superiores a la capacidad actual de los organismos internacionales.
El documento destaca que “la emergencia económica no podrá resolverse hasta que se haya resuelto la emergencia sanitaria” y que “ésta no se acabará solo con vencer a la enfermedad en un país sino garantizando la recuperación de la Covid-19 en todo el globo”
El documento sostiene que todos los sistemas de salud, aún los más avanzados y mejor financiados, tambalean bajo la presión del virus y agrega: si no hacemos nada mientras la enfermedad se propaga por ciudades pobres de África, Asia y Latinoamérica, y en comunidades frágiles con muy pocos equipos para realizar pruebas, respiradores y suministros médicos, el coronavirus persistirá en esas zonas y reaparecerá para atacar el resto del mundo con nuevos brotes que prolongarán la crisis.
Por eso reclaman dedicar ya mismo 8.000 millones de dólares e indican incluso a qué fines deben destinarse, enumerando las necesidades urgentes de la OMS, la investigación y producción de vacunas y la provisión de tratamientos terapéuticos a todos los países.
Subrayan que “en lugar de que cada país, estado o provincia compita por una parte de las reservas existentes, con el riesgo de un rápido aumento de precios, debemos aumentar la oferta”. Para ello, dicen, es necesario “ayudar a la OMS a coordinar la producción y la adquisición mundial de suministros médicos, como tests, equipos de protección individual y tecnología de telecomunicaciones, con el fin de cubrir la demanda mundial”
En el manifiesto también proponen dar acceso a los acuerdos de canje de divisas a un grupo más amplio de bancos centrales en conjunto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y solicitan que el FMI ofrezca ayuda financiera de emergencia a los países emergentes y en desarrollo.
En paralelo, piden que, para evitar despidos masivos, se acuerde con cada país que, simultáneamente, pongan en práctica la ayuda a las empresas y las personas por parte de los bancos locales.
“Las economías emergentes -y en particular, las de los países más pobre- necesitan una ayuda especial para asegurar que los recursos lleguen a todos los perjudicados por el drástico descenso de la actividad económica”
Citando a las OMS, los expertos detrás de esta iniciativa global sostienen que se necesitarán, además, “otros 35.000 millones de dólares para ayudar a países con sistemas de salud más débiles y poblaciones especialmente vulnerables con medidas tales como suministrar material médico fundamental, dar más apoyo al personal sanitario nacional (el 70% del cual, en muchos países, lo forman mujeres mal remuneradas) y reforzar la resistencia y la preparación de cada país”. Todo ello, considerando que casi el 30% de los países no tienen planes nacionales de respuesta al Covid19 y que solo la mitad dispone de un programa nacional de prevención y control de las infecciones.
Los líderes firmantes sostienen que “un problema económico mundial exige una respuesta económica mundial. Nuestro objetivo debe ser impedir que una crisis de liquidez se convierta en una crisis de solvencia y que, una recesión mundial, se convierta en una depresión mundial”
En ese dirección, piden urgentes medidas fiscales, monetarias, de bancos centrales y antiproteccionistas coordinadas a nivel global, y solicitan ampliar los recursos del Banco Mundial e invertirlos en esta emergencia. Recuerdan, además, que deben sostenerse la ayuda humanitaria, la atención de los refugiados y las personas desplazadas, cuya situación seguramente va a volverse desesperada.
Resaltan que la comunidad internacional debería renunciar este año a los pagos de la deuda de los países más pobres, incluidos 44.000 millones de dólares que debe África, y pensar en una condonación para el futuro. El objetivo de estas medidas, dicen, es dar a los países pobres la posibilidad de afrontar los efectos sanitarios y económicos de la pandemia de Covid19.
“La solución a largo plazo implica una drástica reflexión sobre la salud pública mundial y la transformación de la arquitectura sanitaria y financiera del mundo entero”, concluyen
Para lograrlo, la ONU, los Gobiernos de los países del G20 y las partes interesadas deberán trabajar codo con codo para coordinar estas acciones.
La lista de firmantes es realmente impactante. De nuevo, hablamos de grandes personalidades de 70 países, de los más diversos orígenes raciales, religiosos y políticos, adempás de varios premios Nobel. Ojalá que esta vez los líderes del mundo escuchen este grito urgente. Es entre todos. Es ahora. Nadie de salva solo. Nos necesitamos y tenemos una enorme oportunidad de reparar los errores que cometemos desde hace décadas, para dejarle a nuestros hijos y nietos el mundo que merecen.
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