A Julius le diagnosticaron leucemia cuando tenía tres años y poco después murió su mamá. Graf, el padre tuvo que usar todas las vacaciones y horas libres que tenía disponibles para poder cuidar de su hijo durante el tratamiento.
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Pero el tiempo no fue suficiente. El hombre no podía arriesgarse a quedarse sin trabajo, ahora que era el único sostén de la familia pero tampoco podía dejar de atender a su hijo enfermo.
Frente a esta situación, sus compañeros de trabajo en conjunto con la empresa le ofrecieron sus horas libres. En menos de dos semanas, sus amigos lograron reunir 3264 horas libres, lo que permite a Graf estar con su hijo mientras dure el proceso de recuperación.
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Este gran gesto deja en evidencia la importancia de trabajar en un ambiente laboral sano. Pasamos más de un tercio de nuestros días en ese lugar, y si no tenemos una buena relación con nuestros colegas no es fácil ser feliz.
Ya sea que nos motiven o no las tareas que realizamos, todo es mucho mejor si lo compartimos con personas generosas y que nos hagan bien. Tener compañeros solidarios puede cambiarte la vida.
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