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“Inclusión de cotillón”: la carta abierta del padre de un nene con autismo que cuestiona el lenguaje inclusivo

Un hombre que tiene una hermana ciega y un hijo con autismo sorprendió con sus preguntas y respuestas en un bar y escribió una carta abierta bajo el título “Inclusión de cotillón”.

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Severo Sosa es padre de un niño con autismo y hermano de una mujer ciega. Vive en Nueva Córdoba y hace pocos días se acercó a un bar para tomar algo con un amigo y su esposa. Este hombre cordobés tuvo una reacción particular frente al uso de lenguaje inclusivo de la moza.

Lo que provocó la molestia de Sosa fue que los saludaran diciéndoles “hola chiques” y que le explicaran que se trataba de un “bar inclusivo”, pero que “lo inclusivo” estuviera reducido solo al uso de la letra E ya que el hombre es testigo en primera persona de la exclusión exclusión cotidiana a la que son expuestos su hijo y su hermana.

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El diálogo, según el mismo lo expresa en una carta abierta que publicó en Facebook, fue el siguiente:

-¡Hola chiques!

-¿Chiques?- le dije yo, también con una sonrisa.

-¡Así es! Somos un bar inclusivo,- Orgullosamente lo decía.

-Mira que bien, me viene bárbaro entonces, porque en un ratito viene mi hermana que es ciega. ¿Tienen la carta en braille?

-Ay no, eso no tenemos-, me dijo la verdad, un poco preocupada.

-¡Apa! Y no vas a creer, pero viene con mi hijo, que es autista. ¿Carta con pictogramas para la gente autista, tienen?-,  Le pregunté.

-Y no, perdón -, me dijo visiblemente nerviosa.

Así comenzó el diálogo que Sosa decidió compartir con sus contactos de Facebook bajo el título “Inclusión de cotillón”, y que logró más de 70 mil me gusta en dos días.

Luego de esto, Sosa expresa: “¿Querés ser inclusivo? Incluí a todos ellos, y todos los que el sistema directamente no da lugar. Es difícil, sí y mucho. Porque si yo digo que ayudo a los pobres porque le doy $50 por mes a un pobre, no estoy ayudando, estoy haciendo ayuda de cotillón, de maquillaje, esa que se ve lindo, pero que sabemos que no sirve para nada más que disfraz”.

En su experiencia, “todos los discapacitados se tienen que enfrentar todos los días a cuestiones cotidianas porque las instituciones no están preparados para recibirlos”. Y comenzó a enumerar: “Las calles, las rampas y los accesos no están preparadas para las personas ciegas”.

Compartimos la carta publica que el posteo en su red social:

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