Las mujeres somos protagonistas de un cambio sustancial y la imagen tenemos de nosotros mismas es diferente a la de hace una o dos décadas. Nos sentimos plenas, vitales, capaces de lograr nuestros objetivos y de gestionar múltiples roles. Podemos hacer, deshacer y rehacer, independiente de la etapa en la que estemos. Nos sabemos bellas pese a las marcas de la edad y repartimos magistralmente nuestro tiempo entre hijos, pareja, trabajo, amigas y – algo fundamental – nosotras. Todo esto incide en que prolonguemos nuestra juventud y vivamos los treinta y largos y los cuarenta llenas de vida. Por eso nos sentimos violentadas cuando nos echan años encima la palabra “señora”, porque nos sentimos jóvenes en espíritu y actitud.
Pero los años pasan y está bueno saber que hay señales que nos avisan que estamos dando la vuelta al codo y que la vida adulta llegó para quedarse.
1) Ya no te gustan los lugares con ruido muy fuerte
Ni discotecas ni bares con música fuerte. Disfrutás los lugares donde podés conversar sin levantar la voz.
2) After office: home sweet home
El after office para vos es volver a casa, corriendo, a cuidar los chicos, cumplir con turnos médicos u organizar la casa.
3) Abrigo en mano, paraguas por las dudas
Empezás a entender aquello que escuchabas de madre o abuela: más vale prevenir, te decís. Y llevás camperita por su refresca o llueve.
4) Te encanta ir a tiendas de muebles y decoración
Antes se te aceleraba el pulso en una tienda de moda y ahora morís por las casas de diseño y decoración.
5) Te alejás de la ropa incómoda
Seguís la moda, pero la comodidad está primevo. Tal vez antes te encantaban los stilettos, las blusas transparentes o los pantalones ajustados, pero ahora tu prioridad es la ropa con la que te sentís cómoda.
6) Disfrutás decomprar productos para el cuidado de la piel
Antes sólo te detenías en maquillajes y perfumes, y ahora empezás a poner más atención en humectar tu cara todos los días y comprar mascarillas u otros productos que cuiden tu piel.
7) Te emocionan las ofertas
Antes no ponías atención a los precios porque no te tocaba pagar, pero ahora te das cuenta de lo que cuestan las cosas y las promociones te enloquecen.
8) Tus planes de fin de semana incluyen una buena porción de descanso
Los fines de semana se asocian más a parar y a descansar que a divertirse. Pasaste de pasarte el viernes armando con amigos adónde ir a programar encuentros familiares, ordenar la casa, lavar la ropa, ir al supermercado y otros pendientes que no pueden hacer en días laborales.