En unas parrillas gigantes, 100 cocineros asaron durante horas 16.500 kilos de carne usando 60.000 kilos de leña, con lo que registraron un Récord Guinness. Hasta ahora, el récord parrillero lo ostentaba Argentina, pero este domingo Uruguay consiguió arrebatárselo bajo la atenta vigilancia de cocineros, carniceros, escribanos y expertos que corroboraron el hecho.
“Llevamos trabajando en esto desde octubre”, explicó Robert Bayarres, el organizador de este banquete. “Y tenemos 4.000 kilos de ensalada rusa. Si lo llego a saber nos presentábamos al Guinness de la rusa también, pero no nos dio tiempo”, dijo, envalentonado.
“Esto no es por el récord Guinness, es para ganarle a los argentinos”, dice muy serio Raúl, uno de los cocineros.
Al parecer el record viene pasando de mano en mano. Uruguay había conquistado la marca por primera vez en 2008, pero en 2011 Argentina se la arrebató, acentuando una rivalidad entre los vecinos del Río de la Plata por ver cuál país hace el mejor asado, una referencia gastronómica en ambos países.
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Cocineros desvelados
En el parque Rodó de la ciudad uruguaya de Minas que tiene alrededor de 40.000 habitantes, casi dos centenares de personas trabajaron toda la noche para deshuesar, pesar y colocar en las parrillas piezas y cortes de más de cien vacas. El sábado cuando cayó el sol pesaron la carne cruda, empezaron a encender la leña y a medianoche pusieron toda la carne en el asador.
Desvelados, los cocineros vigilaron las brasas y se turnaron descansos para comer un poco de pizza regada de cerveza.
“Hay que vigilar la carne. Aunque cada uno tiene sus gustos, tiene que quedar bien hecha y con todo su sabor”, señaló Wilson, otro de los parrilleros. Algunos de ellos recorrieron varios kilómetros para participar en este acontecimiento, y pasar una noche en vela es algo que viven con satisfacción.
“Llevamos toda la noche con este fuego. Queríamos hacerlo sólo con la llama pero el viento cambió y tuvimos que poner brasas para que aguantara”, cuenta orgulloso Wilson.
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La balanza a favor
Tras 14 horas de parrilla en las que las presas menguaron su peso por la pérdida de sangre y agua, la carne se volvió a ser pesada el domingo ante la expectación popular, pues los argentinos tenían una marca de 9.160 kilos de carne asada.
Para ello se pesó con una balanza de última generación, una White Bird 30, que cumple con la estricta normativa internacional de gestión de calidad. “Es una pesa buenísima”, nos cuenta Ariel Martínez, uno de los organizadores y responsable de la máquina.
“Solo pesa carne y cumple con todas las normativas. Espero que la balanza se incline a nuestro favor”, expresa.
La escribana Consuelo Urruela, cuaderno en mano, anotó cuidadosamente la cantidad de cada montaña de carne que se pesaba. “Es la primera vez que hago un trabajo así”, comenta a la AFP.
“He hecho muchas cosas, pero pesar toneladas de carne no lo había hecho nunca”, señala la escribana sin levantar la atención de su labor.
Mientras, parrilla por parrilla las mantas de carne se van pesando y depositando en una mesa de trabajo donde decenas de voluntarios, algunos con maestría de cirujano, cortan con unos cuchillos afilados trozos de asado en una secuencia mecánica de movimientos.
En los dos extremos de la superficie de trabajo, se preparan las bandejas con la ensalada rusa y el pan que acompañan a la carne, y unas camionetas los trasladan hasta la entrada del recinto, donde cientos de personas esperan ávidas su ración bajo un día soleado de verano.
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Apenas reciben su parte, los asistentes se sientan a degustar sus trozos de asado y, para alivio de los organizadores, alaban su calidad. “Yo soy uruguayo, acostumbro a comer carne y le digo que está buena de verdad”, nos explica un hombre junto a su familia. Otro de aspecto más exigente, se acerca a probar: “Está buena, pienso que sí”.
Y por fin llega el veredicto: la carne cocida en el asado de Minas alcanza los 10.141,72 kilos y el récord vuelve a cruzar el Río de la Plata para instalarse en Uruguay.