El autocine había sido un boom que se mantuvo en auge durante muchos años y luego, poco a poco, fue perdiendo fuerza. Pero la pandemia del Coronavirus ha venido a cambiar todo, inclusive las formas de consumo cultural, y esta modalidad para ver películas, usada en las décadas de los ‘60 y ‘70, vuelve a resurgir como alternativa de entretenimiento.
En pleno siglo XXI, y cuando vivimos el momento de oro de las series vistas desde casa en streaming, de pronto asistimos al retorno del autocine. Tal como se confirma en Alemania, Corea del Sur, Estados Unidos o hasta la República Islámica de Irán, resulta que esta es justamente la forma de ver cine que más sentido tiene para quienes no se conforman con la tele.
Y los ejemplos en el mundo se van multiplicando día a día. En Texas, un cine que estaba por cerrar, debido al distanciamiento social que impuso la pandemia, convirtió su playa de estacionamiento en un autocine y agotó las entradas de cada película que proyectó.
En España, el Autocine Madrid RACE –abierto hace tres años al calor de la moda Vintage– reabre el negocio “con más expectativas que nunca”. Y lo mismo cabe esperar en los tres recintos existentes en la Comunidad Valenciana, el de Getxo y el de Gijón. La empresa que gestiona el de Madrid prevé abrir uno más en Málaga y tienen “planes” para otro en Barcelona.
Y Latinoamérica no se queda atrás. En la Ciudad de México ,el Autocinema Coyote reabrió sus puertas el 3 de junio, y esa tendencia se está replicando para otras ciudades de la República Mexicana, donde se aplican protocolos de seguridad como cubre bocas, gel antibacterial, tanto para los empleados como para los asistentes.
En Argentina, más precisamente en la ciudad de Catamarca, a partir de una iniciativa público-privada, se prevé que muy pronto el ala norte del Predio Ferial de esa ciudad se convierta en un autocine que proyectará películas no sólo de producción nacional sino también títulos del circuito comercial. La propuesta prevé un estricto protocolo sanitario que especifica cuestiones como la distancia entre vehículos, la cantidad de personas por auto, las condiciones de limpieza del espacio, entre otras recomendaciones.
Uruguay también ha desarrollado nuevos espacios para autocines. En Montevideo ya son dos los sitios que ofrecen esta opción. Uno de ellos es el aeropuerto de Carrasco, que comenzó un período de transformaciones a causa al avance del covid-19 en la región.
En ese marco, las playas de estacionamiento de las instalaciones del aeropuerto sufrieron varias transformaciones con el objetivo de poder realizar eventos de gran cantidad de personas, respetando el aislamiento. Por eso, desde hace días, varias familias se pueden acercar con sus autos y siempre y cuando mantengan el hermetismo en sus vehículos podrán disfrutar de una actividad que se encuentra bastante paralizada como la cinematográfica.
Las propuestas surgen, las modas vuelven, y hoy, obligados por una emergencia que no sabemos cuánto durará y que cambió rotundamente el mundo, tenemos de vuelta los cines al aire libre.
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