Los emoticones son el lenguaje emocional por excelencia en la era de las comunicaciones digitales. Google dio el primer paso. En 2006 vio el potencial que tenían los emojis en Japón y se ofreció voluntario para unificar el código, con motivo de incluir los famosos emojis asiáticos en su servicio Gmail. Así se llegó a la norma Unicode. Así fue como un consorcio de empresas lograron unir esfuerzos para multiplicar esos dibujitos con los que le contamos o enfatizamos algo en los teléfonos, en los mails y en las redes sociales.
Sólo pasaron 9 años desde las primeras “caritas”, pero el boom ha sido tan grande que en la enciclopedia de Unicode ya tiene 1.281 imágenes diferentes, y no para de sumar. Hasta ha incorporado distintos tonos de piel en manos, caras o brazos para evitar discriminaciones.
Instagram confió que la mitad del texto que los usuarios subían a la red estaba formada por estas expresiones
La organización de Unicode recibe miles de solicitudes al año de personas que quieren incluir un emoji en su base de datos. Filtra y va sumando y luego son las marcas las que eligen los emojis que quieren para sus sistemas operativos.
Uno de los últimos emojis que se candidatea para ingresar a la famosa base es la paella. El cómico Eugeni Alemany y la empresa Arroz La Fallera iniciaron una campaña en redes sociales bajo el hashtag #PaellaEmoji, llegando a ser Trending Topic mundial e incluyendo una visita a la sede de Unicode en Silicon Valley. Al final, los valencianos consiguieron su objetivo y la paella está a punto de pasar el corte de esta Real Academia de los Emoticonos.E, mo, ji. En japonés: imagen, escribir, carácter.
El pasado marzo, Instagram anunció que la mitad del texto que los usuarios subían a la red estaba formada por estas expresiones: gatos con los ojos en blanco, flamencas, cacas sonriendo, fantasmas…
algo tan escatológico no encajó bien en las oficinas de Google, donde muchos creyeron que era desagradable. Para solucionarlo se le incorporaron ojos y una sonrisa
La famosa “caca” sonriente
Desde hace ya varios años hay polémica con la “caca”, un emoji muy famoso en los chats japoneses. En esa época todavía no había heredado ojos y era simplemente un mojón con moscas alrededor. Obviamente, algo tan escatológico no encajó bien en las oficinas de Google, donde muchos creyeron que era desagradable y ofensivo.
Para solucionarlo se le incorporaron ojos y una sonrisa. Así, la maloliente “materia fecal” se convertía en una inofensiva caca feliz. De todos modos, el debate sigue vigente y son muchos los que consideran que le queda poca vida. El inodoro, su destino. ¿Falta de humor? ¿De carne somos? El lenguaje emocional no tiene por qué ser políticamente correcto. Too much.