Juegos de escape reales: una tendencia que se consolida en el mundo

Muchos adultos encerrados en una habitación tratando de escapar de ella con límite de tiempo para poder hacerlo. Parece el argumento de alguna película de horror, sin embargo, estamos hablando de una tendencia real que gana adeptos y cobra fuerza en el mundo entero.

La tecnología y la forma de divertirse han evolucionado casa una a su manera pero en algunos casos lo han hecho a la par y se han generado formas muy particulares de entretenimiento. Desde aquellos primeros dispositivos de mano que usaban niños y adolescentes a fines de la década del 80 hasta hoy, el panorama ha ido transformándose y sumando novedosas variedades que de la mano del progreso tecnológico atrapan a multitudes en cualquier lugar del planeta.

Sin embrago, casi como un regreso a las fuentes del juego, los videojuegos que originalmente buscaban reproducir experiencias reales hoy han dado vida a una tendencia que va cobrando notoriedad en muy distintas ciudades del mundo.

Los videojuegos salieron de las consolas para tomar cuerpo y volverse un fenómeno físico y ya no meramente virtual.

Los juegos de escapismo reales se consolidan como una tendencia de entretenimiento para jóvenes y adultos a nivel mundial y, solo en la ciudad de Buenos Aires, desde la apertura del primer local en 2015 más otras dos salas que se inauguran ahora, ya atrajeron a más de 150.000 visitantes.

El fenómeno del escapismo tiene origen en los juegos de video de los ’90, como el Monkey Island, donde los jugadores debían usar su ingenio para sortear los desafíos de los personajes que veían en sus televisores o computadoras.


Hoy, aquellas aventuras que pertenecían al mundo de las consolas pueden ser vividos “en carne propia”, en salas en las que, paradógicamente, quienes entran deben hacerlo sin la ayuda de la tecnología.

Hace unos años nacieron las primeras adaptaciones de este tipo de juegos a escenarios reales, donde la gente “en vivo y en directo” sin necesidad de pantalla y ratón tenía que escapar de una habitación real en un tiempo determinado.

En 2007 la compañía japonesa SCRAP creó el primer Juego de Escape Real. Este nuevo concepto de entretenimiento, muy popular a la hora del afteroffice, se expandió rápidamente a otros países de Asia, Europa y Estados Unidos. La idea fue aplicada en Argentina por los empresarios Danil Tchapovski y Alekxandr Matviychuk.

Hoy en día existen multitud de versiones ambientadas en distintos escenarios y con diferentes niveles de dificultad, pero la esencia es la misma: escapar de una habitación, un local, un lugar en 1 hora y sin utilizar la fuerza, a través de juegos de lógica que te llevan a encontrar la manera de salir. Hasta hay salas que hasta incluyen elementos tan extremos como tanques de agua, de los que hay que salir antes de “ahogarse”.

En estos cuartos de 50 metros cuadrados, grupos de dos a seis jugadores deben resolver rompecabezas, encontrar respuestas a acertijos y descifrar distintos códigos para, con apenas algunas pistas o sin siquiera ellas dependiendo del nivel de dificultad escogido, salir de allí en menos de una hora.

La originalidad de este tipo de diversión consiste en que uno se mete “dentro de la historia”: como si estuviese en un juego de ordenador o convirtiéndose en el protagonista de una película, pero la acción transcurre en una habitación real con objetos reales, además la decoración está trabajada hasta el más mínimo detalle.

La experiencia de encerrarse para lograr salir atrae a públicos de los más variados y de todas las edades, “desde ejecutivos extranjeros hasta youtubers, expertos en matemáticas, gamers y padres que juegan con sus hijos y que se divierten más que ellos”, aseguró Mariela Blanco, jefa de prensa y vocera de una empresa argentina de juegos de escape.

“Los juegos de escape se han convertido en una tendencia creciente en todo el mundo. Convocan a los públicos más diversos para vivir una aventura de naturaleza virtual pero que ahora puede vivirse en el mundo real”, expresó Danil Tchapovski, creador de la marca Juegos Mentales, que reveló que apenas el 30 por ciento de quienes ingresan logran salir a tiempo.