Hace ya muchos años, aunque no tantos como para que algunos se hagan los que no lo recuerdan, se empezaron a imponer las radios FM, espacios donde una nueva cultura musical iba surgiendo y donde los disc jockey iban en poco tiempo a asumir un papel preponderante en la difusión de nuevas bandas, nuevos estilos y nuevos modos de escuchar y conocer música.
Con el paso de los años y al ir imponiéndose con mayor fuerza cada vez los productos musicales enlatados y definidos previamente como éxitos por las compañías discográficas, que envían a las radios los simples que deben ser difundidos, los DJ, fueron perdiendo terreno y solo quedan unos pocos cultores de esos espacios de innovación y descubrimiento que ellos ayudaron a consolidar.
La radio se ha visto invadida por música basura y muy pocas veces se encuentra algo nuevo de calidad para escuchar. Incluso, desde que Internet hizo su aparición y modificó los habitos de vincularnos con los medios de comunicación, el gusto musical ha quedado en muchos casos limitados, puesto que generalmente recomienda solamente temas que vayan acorde a los géneros que escuchamos comúnmente.
Pero ahora aparece en ese mismo abrevadero virtual, un sitio que busca ampliar el paladar de los novatos y hacer crecer el de los ya confirmados amantes de la música, una idea que se viene gestando desde hace ya unos años.
En 2012, Benjamin Moreau, un artista y D. J., salió a probar la nueva adquisición de su padre, un Renault Caravelle blanco de 1966, por la Riviera francesa. “A medida que nos desplazamos a lo largo de este camino, perdido en el tiempo, mis dedos se encontraron con la espléndida vieja radio del tablero hecha de una madera exquisita”, contó el mismo.
Cuando Moreau la encendió, los altavoces ofrecieron “una ola de música comercial horrible,” dijo, “al instante estalló la burbuja de tiempo en la que estábamos nadando felices y en el mismo momento me condujo a una idea: ¿y si pudiera organizar la música, no basandome en géneros o complejos algoritmos, sino como una parte del tiempo y el espacio? ¿Qué pasa si, en lugar de desplazarse a través de artistas y canciones ordenadas alfabéticamente, se puede explorarlas histórica y geográficamente?”
Él le propuso la idea a su amigo Rafael Hamburguer, un productor de música y propietaro de una extensa banda sonora que había acumulado en una vasta colección de música de todo el mundo.
Y así surgió Radiooooo, un sitio autoproclamado “la máquina del tiempo musical” que permite elegir canciones de cualquier década desde 1900, de variadísimos generos músicales y de casi cualquier país del mundo.
El diseño sencillo de su interfaz hace que funcione sin complicaciones y sea fácil de interpretar para los usuarios. Primero se elige el país y la década deseada y después se puede optar entre tres tipos de música: lento, rápido y raro (ideal para aquellos que buscan algo alternativo). Una vez seleccionados esos puntos, se puede modificar lo que uno quiere escuchar usando el “Taxi Mode”, que permite hacer una “colección” de países y décadas para una lista de reproducción más variada.
Lo que propone este sitio es disfrutar de un viaje músical por épocas y países de un “mundo antes del mundo de los DJ”, antes de las multinacionales discográficas, de los canales de música y los youtubers, un oasis entre los desérticos algoritmos del placer.