Oscar 2017: una noche memorable más allá del papelón

“Luz de Luna” es un símbolo de la lucha por la diversidad y contra la discriminación

Es probable que la entrega de los premios Oscar de 2017 pase a la historia por el lamentable papelón del final.

El erróneo anuncio del premio a la mejor película para la gran candidata “La La Land”, parece haber opacado cualquier otra posible mirada de un acto que debería quedar en la memoria por motivos muy distintos

Por cierto nada de eso es sorpresa en una sociedad global donde cada vez se lee menos, donde las imágenes diluyen los pensamientos y donde las ideas que no encuadran en 140 caracteres tienen una chance brutalmente decreciente de ser escuchadas.

En nuestro mundo líquido globalizado –vaya una vez más nuestro homenaje al gran Zygmunt Bauman- el video del anuncio erróneo, las caras azoradas de los ganadores que perdieron y de los perdedores que, al cabo, ganaron no dejan espacio para otra cosa.

Sin embargo, para quienes aún persistan en recordar que aquellos simios africanos de quienes todos descendemos –aunque muchos lo olviden- comenzaron su increíble recorrido hacia lo humano sobre la base de pensar, vale la pena hacer otra lectura de lo ocurrido en el gran show anual de la industria del cine.

En primer lugar y hasta el momento de la entrega del premio mayor –y del vergonzoso error que ocupa todas las tapas de los medios- lo más significativo del evento era el enfático y cerrado repudio al autoritarismo, la discriminación y la violación de los derechos básicos de las personas.

Actores, directores y la propia Academia levantaron esas banderas que tantos años de lucha, sangre y dolor costó reivindicar y se manifestaron resueltos a no dejarlas avasallar, mostrándose unidos y de pie como severos críticos de la recién asumida administración estadounidense.

La cálida solidaridad con la icónica Meryl Streep, absurdamente agredida por el nuevo presidente, con el director iraní y el fotógrafo sirio, ambos nominados, que no pudieron asistir a la ceremonia por las restricciones migratorias o las declaraciones de Gael García Bernal “contra cualquier tipo de muro que quiera separarnos” fueron algunos de los gestos destacados de esa postura generalizada.

En ese contexto, la entrega del premio a la mejor película debió haber sido el broche de oro de la jornada.

Contra todos los pronósticos y contradiciendo en gran medida su propia historia, la Academia premió una película distinta a las que habitualmente se llevan la máxima distinción

Veamos:

* “Luz de Luna” (“Moonlight” en el original) tuvo un presupuesto de filmación muy reducido (un millón y medio de dólares) y recaudó una suma considerada poco relevante (veinticinco millones) comparada con las que por lo general se premian en los Oscar.

* La película trata una relación homosexual a través de los años. Baste recordar que, entre otros casos conocidos, la magnífica “Secreto en la montaña” perdió hace una docena de años contra un film que nadie recuerda.

* Ambientada en un barrio pobre y violento de Miami recorre la vida de su protagonista, personificado por tres actores en sus distintas etapas, en su dolorosa lucha para encontrar un lugar y descubrir su identidad, muy lejos del glamour, los finales felices o la corrección política.

* Su elenco está integrado exclusivamente por actores de origen afroamericano, tenía muchas menos nominaciones que la favorita La La Land y había ganado solamente el Globo de Oro en las competencias previas, además de haber logrado apenas dos Oscar en rubros considerados no determinantes (mejor actor de reparto y mejor guión adaptado).

En un mundo invadido por los odios, la búsqueda de chivos expiatorios, el regreso de fantasmas nefastos –que creíamos poder superar- como la discriminación y el castigo a las diferencias, el premio a “Luz de Luna” era la noticia alentadora, el corolario positivo de una noche condenada a ser recordada por un papelón que, al cabo, no deja de ser una anécdota menor

Quizás pueda ser distinto si quienes aman el cine, la vida, la libertad y el pensamiento profundo deciden que es hora de defender valores y dejar de consumir imágenes vacías.