No es natural: es adquirido. Eso que llaman cultura, costumbre, hábito. La estética de las mujeres como objetos sexuales nos resulta “normal” y hasta atractiva porque estamos programados culturalmente para percibirlo así. Es la reflexión que propone una publicidad canadiense y que, desde el “ridículo”, convoca a revisarnos.
La publicidad históricamente ha reflejado los paradigmas del patriarcado, en los que la mujer se considera una especie de metaobjeto cuyo valor está fundamentalmente en su cuerpo y en su sexualidad. Y lo más polémico de este fenómeno es que hasta la propia mujer ha interiorizado la llamada “mirada masculina” y asimilado un sentimiento de ser “fea” o “gorda” si no cumple los estándares irreales de belleza que proponen las modelos y actrices que aparecen en la publicidad.
Los estereotipos que proyectan los medios tienen una serie de efectos muy negativos en las percepciones de género, una costumbre que muy pocos se animan a desafiar
La apuesta de los creativos de este fabuloso video es invitar a reflexionar con imágenes sobre lo ridículo que son los ideales que transmite la publicidad invirtieron los géneros en algunos de los anuncios más famosos de las últimas décadas, en los que se representa a la mujer como un objeto sexual sometido a la voluntad de poder masculina.