Si hay algo que nadie o realmente muy poca gente se imaginaba a mediados de la década del ’90 era que Donald Trump se convertiría en presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, la serie animada Los Simpson “predijo” en un capítulo que eso iba a ocurrir. Y no es la única vez que lo que ellos dicen en la ficción, luego se confirman en la realidad.
La caída de las Torres Gemelas, el diseño del iPod Classic, hasta la goleada de Alemania a Brasil, fueron algunos de sus tantos aciertos. Entre esas decenas de profecías, hay una que dice que habrá una final entre Portugal y México para dirimir “qué país es el más grande del mundo”.
Lo cierto es que el encuentro entre ambos equipos podría producirse si uno de ellos gana su grupo y el otro clasifica a octavos en segundo lugar en este Mundial de Rusia 2018. En ese caso, se cruzarían recién en la final, no importa quién de los dos se ubique en un puesto u otro. Sólo se necesita que terminen en posiciones diferentes.
El partido decisivo entre la selección de Portugal y la selección de México aparece en un episodio de Los Simpson intitulado “Una familia peligrosa”. La secuencia pertenece al capítulo 5 de la novena temporada, emitido en 1997
En la primera escena se puede ver cómo la familia amarilla mira la TV, desde donde promocionan este grandilocuente encuentro de “fútbol soccer”. Homero primero se muestra reacio a asistir a ver el espectáculo, aunque luego se convence cuando desde la promoción anuncian que los jugadores firmarán autógrafos y ante la insistencia de sus hijos.
Lo sorprendente es que en ese mismo capítulo hay una escena que ya tuvo su correlato durante la previa del Mundial de Rusia. En el comienzo de la secuencia en cuestión, aparece un futbolista mexicano con varias mujeres en una especie de jacuzzi. Y casualmente, después del partido de despedida contra Escocia, se habló de una fiesta de varios jugadores del Tri con 30 “escorts”.
En la serie la final termina empatada. Ante semejante grado de aciertos, será mejor que en ambas selecciones ya comiencen a practicar penales.
Fuente: La Nación