Los cambios en los hábitos de vida que derivan de los avances tecnológicos nos van acercando a que nuestra rutina esté plagada cada vez más de dispositivos y servicios cibernéticos. Esto llega a tal punto que nos resulta cada día más familiar encontrarnos con elementos que transforman las viviendas en hogares inteligentes. Por otro lado, las casas en las que piensan ya los arquitectos consideran tecnologías más eficientes y sostenibles.
El avance constante de los sistemas de construcción que no utilizan ladrillos nos hace pensar que los cambios ya son definitivos. Es probable que las casas futuras sean ecológicas, evitando los procesos de fabricación altamente contaminantes. Las casas podría incorporar bloques construidos a partir de cemento natural producido por bacterias, o ser formado a partir de hongos – de hecho, varias empresas, incluyendo MycoWorks y EvocativeDesign están explorando el potencial de los materiales a base de hongos. Por otra parte, las técnicas que creíamos obsoletas están resucitando de la mano de la tecnología, como el uso de paneles de fardo de paja que son super-aislantes.
Justamente los techos serán grandes protagonistas en un futuro no muy lejano. Entre las innovaciones que podrían llegar a imponerse están las baldosas superreflectantes para los que se encuentran en climas abrasadores y, para el resto, techos biosolares que combinan hábitat para polinizadores con paneles generadores de energía (2). Los acabados autolimpiantes, que ya están en el mercado, están en vías de ir mejorando también.
Por otro lado, si vamos al interior de laas viviendas, la casa en la que viviremos dentro de treinta años será un hogar automatizado en el que habrá decenas de dispositivos interconectados gracias a la capacidad de las máquinas de entenderse entre sí.
Todos nuestros electrodomésticos serán inteligentes, según coinciden en indicar fabricantes como Samsung, LG o Panasonic. Las pantallas distribuidas por el hogar, los hologramas o una pulsera inteligente nos avisarán que terminado de trabajar el lavarropas, que nos olvidamos aberta la canilla o que ya es hora de tomar un remedio.
Aplicaciones que permiten abrir la puerta sin necesidad de contacto, heladeras que recomiendan el menú más saludable o incluso software que ayudan a aclimatar las habitaciones antes de entrar en ellas. Así son las tendencias de la domótica que con un ligero movimiento de nuestros dedos o un sencillo gesto responderán rápidamente a nuestras peticiones.
La iluminación contará con tecnología capaz de adaptarse automáticamente en función de la luz solar y la presencia de personas; los toldos, persianas y cortinas se abrirán o cerrarán según las condiciones lumínicas, y la temperatura será siempre la idónea, puesto que la calefacción y la climatización se pondrán en marcha en función de la temperatura exterior y de la presencia humana.
Como vemos, las casas inteligentes son posibles con la instalación y sincronización de varios dispositivos que luego se pueden monitorear de forma remota a través de una aplicación. El usuario crea una cuenta y la sincroniza con el aparato correspondiente: una cámara o una heladera, por ejemplo. Luego puede enviar un mensaje o un mail para que se ejecute determinada tarea, al tiempo que el aparato lo notifica si detecta irregularidades.
La revolución smartphone ya está marcando el comienzo de la revolución inteligente del hogar, lo que tendrá consecuencias directas sobre la forma en que vivimos.