Ver sufrir a un amigo debe ser uno de los sentimientos más angustiantes que existen. Un nudo se apodera de nuestro estómago y la duda se abre camino entre nuestras ideas. Pero es mucho peor cuándo no sabemos qué hacer para ayudar.
Lee también: Destinos para viajar con amigas
Muchas veces en el afán de “hacer algo” no logramos ser de gran ayuda, e incluso empeoramos la situación sin darnos cuenta. Si bien muchas veces decimos que lo que cuenta es la intención, a veces no es suficiente para saber cómo aconsejar a una amiga o amigo.
Cada persona es un mundo y no podemos decirte exactamente lo que vas a tener que decir en cada situación particular. Sin embargo, podemos decir cuáles son los errores más frecuentes que las personas cometen cuando quieren reconfortar a un amigo.
Cuando vemos a alguien angustiado, nuestro primer instinto es decirle que todo va a salir bien, que piense en positivo, “el tiempo cura las heridas” y “todo pasa por una razón”. Pero hay ciertas heridas como la pérdida de un hijo o pareja que no pueden resolverse de esta manera. Presionar a las personas para que sean felices no siempre es una buena idea, pone presión sobre sus hombros y puede hacerlos sentirse “inadecuados”. Sentirse mal por sentirse mal simplemente los hace sentir peor.
Presionar a un amigo para que se sienta bien no es una buena idea
Si te encuentras con alguien en esta situación, lo mejor que puedes hacer es impulsarlo a compartir sus sentimientos, sin juzgarlo ni guiarlo en cómo deberían ser.
“Entiendo cómo te sentís, cuando a mi perro le descubrieron torticolis casi me muero”. No, el problema de tu perro no tiene nada que ver con el fallecimiento de su abuelo.
Tratar de empatizar contando una experiencia personal se llama “narcisismo conversacional” y nos centra a nosotros en medio de la charla en lugar de a la persona que está sufriendo.
Puedes leer: Cuál es el límite de amigos que puede manejar tu cerebro
La realidad es que es poco probable que alguna vez te hayas sentido exactamente igual a la persona que tienes en frente, no es necesario que lo hayas hecho, pero eso no te impide acompañarlos.
En ese momento, lo mejor que puedes decir es que reconoces su dolor, que entiendes que se sienta así y decirle que estás ahí para él o ella.
Queremos ayudar con un consejo y se nos escapa “ve al gimnasio, te va a distraer” o “quizá lo que necesitas es salir con tus amigos”. Ninguna de esas frases es de gran ayuda para alguien que está atravesando un proceso de duelo o angustia.
En lugar de eso, no hay problema en admitir que no sabemos qué decir, que nos gustaría poder decirle algo en concreto, pero que sea lo que sea que tenga que pasar, vamos a estar ahí para hacerles compañía.
Muchas veces intentamos demostrar apoyo con alguna frase similar a “avísame si necesitas algo” o “dime cualquier cosa”. Eso lo único que hace es poner la responsabilidad de pedir ayuda en la persona que se siente mal.
Puedes leer: Una amistad que celebra la vida a los 70 años
Suena trillado, pero los hechos hablan mucho más que las palabras y en este caso en particular es así. En lugar de ofrecer ayuda, da ayuda, haz algo concreto. Llévale comida, busca a los hijos de tu amiga por el colegio, acompaña a tu amigo al médico…
Nuestros amigos son demasiado importantes en nuestra vida como para descuidarlos. Cuando das amor se multiplica y podemos hacer sentir a alguien mucho mejor en el camino.
Utilizamos cookies de terceros para mostrar publicidad relacionada con tus preferencias. Si continúas navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Puede obtener más información en:
Politica de Privacidad