Las fechas especiales movilizan muchas emociones y regalan un puñado de horas en las que nos obligamos a frenar y a conectar con los afectos y con las cosas importantes de la vida. La amistad es, sin duda, una de ellas. Por eso, el 20 de julio no es un día más (no dejes que lo sea): es el rinconcito que el calendario nos reserva para hacer una pausa, poner en valor a los amigos y recordar, saludar y homenajear a todos aquellos que elegimos para transitar los distintos tramos de la vida.
Definir qué es la amistad y el lugar que los amigos ocupan en la vida es algo muy personal, pero hay algunas cuestiones que inevitablemente se repiten y que el filósofo británico Francis Bacon describió como pocos: “La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”, escribió, hace ya muchos años, y su definición logró eco en todos los idiomas y en todas las generaciones.
Un amigo es eso: es compañía y amor en la risa y en el llanto. Es recorrido, es aventura, es diversión y es sostén. Es abrazo, es escucha y es palabra. Es complicidad, juego, picardía. Y es, sobre todo, libertad: los amigos son los afectos que elegimos por nosotros mismos desde que abrimos el juego más allá de la familia, más allá de la sangre y de los genes. Es el mundo emocional que construyes desde lo que eres y desde las experiencias que vas ensayando en la vida.
Julio avanza y nos acerca este gran día. Es imposible no celebrar el 20 de julio. No te lo pierdas ni prives a tus amigos de saberse queridos.
No hay fórmulas: cada uno tendrá su manera de acercarse y de homenajear la amistad. Pero no dejes de regalarte un momento para saludar y agradecer a quienes transitaron con vos algún momento especial.
Cada uno tenía su pasado encerrado dentro de sí mismo, como las hojas de un libro aprendido por ellos de memoria; y sus amigos podían sólo leer el título. Virginia Woolf
El día del amigo no podía tener cualquier origen. Su importancia ameritaba una buena historia y sin duda la logró. En Argentina, celebramos la amistad el 20 de julio en homenaje al día en que el hombre pisó la Luna. Se le ocurrió a Enrique Ernesto Febbraro, un argentino, profesor de psicología y filosofía, que entendió que aquel glorioso día de 1969 el hombre protagonizaba un gesto fundacional de amistad hacia el universo.
El mundo entero aquel día se unió para mirar la Luna. Soltó lo conocido y lo familiar y tendió una mano al Cielo. Para Febbraro, fue el símbolo perfecto de la amistad: hay momentos en la vida en que el camino nos lleva más allá de los primeros vínculos y nuestro corazón va por más. Por curiosidad, por afinidad, por necesidad y por razones de lo más diversas, como llegan los amigos.
Compañeros de ruta inigualables, afectos por elección, don de la vida… De la manera que quieras o puedas, el 20 de julio, celebra a tus amigos.
Seguir leyendo:
Utilizamos cookies de terceros para mostrar publicidad relacionada con tus preferencias. Si continúas navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Puede obtener más información en:
Politica de Privacidad