Gracias a un informe elaborado por la Dirección Nacional de Migraciones se pudo saber que desde septiembre de 2020 y junio del 2021 al menos 60.000 argentinos emigraron del país. La situación económica y la inestabilidad política suelen ser los factores más preponderantes al momento de decidir irse a otro lugar.
Del total de los migrantes, más del 50% son jóvenes que deciden irse a otros países a probar suerte y encontrar trabajo. Estos además suelen ser graduados universitarios que no sienten tener un futuro en la Argentina.
Aparte de los jóvenes, quienes más sufren estos viajes son sus familiares y amigos que se quedan en el país. Ansían la llegada de sus seres queridos para las fiestas o para ocasiones especiales en las que los jóvenes vuelven al país por unos días. El lugar de reencuentro es el “Hall de los abrazos” en el aeropuerto de Ezeiza.
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Todo suele comenzar con un llamado o un mensaje de quien vive en el exterior avisando que ha sacado pasajes para venir a la Argentina para una fecha determinada. Desde ese momento se “corre la bola” entre sus más amigos y toda la familia.
Cuanto más cerca está la fecha de arrivo, más nervios y emoción tienen sus seres queridos. Lo más común suele ser organizarse todos para ir a recibir a dicha persona en el aeropuerto de Ezeiza o que un grupo más cercano lo vaya a buscar y después haya un gran recibimiento en la casa de la familia.
El Hall de los abrazos es un espacio que se encuentra apenas se entra al aeropuerto. Se trata de un “recibidor” en donde se convergen cientos de personas a la espera de sus seres queridos. Los jóvenes suelen bajar del avión, hacer todo el proceso de check-in y luego se abren las puertas y salen para encontrarse con los suyos.
Llanto, emoción, abrazos, risas… en el Hall de los abrazos se puede presenciar cualquier tipo de emoción. Más fuerte si a esa persona no se la ve hace mucho tiempo. Algunos llevan a las mascotas al encuentro, otros a bebés, los abuelos, el encuentro da para mucho.
Emigrar no es fácil, tomar la decisión es extremadamente difícil. Mudarse a un país con una cultura distinta, solo y sin nada certero a la espera. Lo único que se sabe es que los seres queridos los van a extrañar y que pase lo que pase se van a poder hablar mediante redes sociales y videollamadas.
Hay una especie de idealización que se hace con el lugar de destino “allá voy a vivir mejor”, “allá voy a poder encontrar trabajo”, “allá no voy a vivir con incertidumbre” esas son las típicas frases para confortarse de que les espera algo mejor. Y las mismas son repetidas por los familiares y los amigos que entienden que aunque les duela, deben “bancar los trapos” y dejarlos ir.
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Durante estos días en los que se aproximan las fiestas se está cada vez más cerca de verlos ya que muchos vienen para esta época. Así van a disfrutar a sus seres queridos, van a comer asado, van a reír con sus amigos, van a vivir la “argentinidad” pero ninguno de ellos viene para quedarse. Después de los días de felicidad van a tener que volver a España, Italia, Suiza, Noruega o Francia que son los lugares que eligieron para desarrollarse.
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