El enojo en los niños: claves para aceptarlo y usar bien la energía que liberan

El último libro de la prestigiosa psicóloga Maritchu Seitún y su hija Sofía Chas, diseñadora e ilustradora de libros infantiles, aborda un tema con mala prensa: los enojos. Claves para entender y gestionar la ira de otra manera.

Puede parecer raro escribir un cuento sobre enojos. Hasta a nosotras mismas nos costó decidirlo. ¿Por qué lanzar un libro que gire en torno a los enojos? Entre tantas emociones que podríamos abordar, ¿por qué hacer foco en este sentimiento o emoción con mala prensa?Porque gestionarlo puede hacernos mucho bien: no se trata de reprimir la ira sino de identificarla, encauzarla y convertirla en una energía positiva.

El enojo es una de las emociones básicas, una señal de alarma necesaria que nos ofrecen nuestras hormonas para avisarnos que algo está mal o que algo o alguien está invadiendo nuestra frontera (física o emocional).

Enojarse no está mal, solo hay que aprender a hacerlo. No se trata de reprimir la ira, sino de identificarla, encauzarla y convertirla en una energía positiva

Hay muchas razones por las que elegimos hablar sobre los enojos. Y si bien al principio no terminábamos de tenerlo claro, en el proceso de escritura fuimos confirmando que era un tema fundamental para acompañar a las familias en la crianza. Aquí, te contamos por qué poner la lupa (y compartir un libro/guía) sobre los enojos.

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Coco y Mini se enojan

Los enojos son una señal que manda nuestro cuerpo para decirnos algo. ¡Hay que encontrar la forma de entender qué nos quieren decir!

Los enojos pueden lastimar: si no los sabemos usar bien pueden lastimarnos a nosotros y a los demás. Todos tenemos historias de enojos, que se hayan enojado con nosotros, que nos hayamos enojado, historias que nos marcaron, nos lastimaron, que pueden doler aún de adultos.

Los enojos nos muestran fuertes, aunque por adentro nos sintamos vulnerables. Tapan el problema. Es que nos cuesta vernos y mostrarnos vulnerables, muchas veces esconden lo que en realidad está pasando.

La tristeza, la ofensa, la angustia, los celos, la vergüenza, la frustración… Son emociones que a menudo escondemos tras una máscara de enojo.

Integrar el enojo a nuestra vida, dejar de taparlo y esconderlo (por verlo como una emoción negativa), nos va a dar mucha energía, nos va a ayudar a entendernos mejor y confiemos que vamos a poder usarlo para bien.

Trabajar desde el buen enojo es la gran llave de este libro: usar esa energía para defendernos bien, cuidarnos bien e integrarnos.

El libro tiene un cuento en el que todos nos podemos sentir reflejados. Tina, la hermana menor de Coco, está con muchos berrinches, pero no sólo ella se enoja, sino que le pasa a todos en la familia, en la vida diaria ocurren miles de enojos grandes y chicos.

Después del cuento agregamos material para aprender sobre los enojos, para entender cómo funciona el cerebro, para saber detectar enojos nuestros y de otros, para poder descubrir de donde viene nuestro enojo.

Todo este material está pensado para que los chicos puedan entender mejor sus enojos, pero también para que los padres y otros adultos puedan abordar el tema en un formato que sea atractivo y hasta entretenido. Es una manera amable de pensar el tema en familia.

El enojo es humano, necesario e inevitable. Pero tiene mala prensa, por la forma impulsiva, no pensada, en que a menudo reaccionamos, en lugar de utilizarlo como señal para responder reflexivamente, tomándonos el tiempo de evaluar la situación, entender el porqué de nuestro enojo y actuar en consecuencia.

El buen enojo, la agresividad sana, es una fuente de fuerza: nos da energía, nos motiva a mejorar y ayuda a definir nuestra identidad y nuestras fronteras. A tener más claro quiénes somos y quiénes no somos, y qué queremos. Reconocer que no está mal enojarnos mejora nuestra autoestima.

Qué hacer con el enojo (después de reconocerlo)

El enojo contenido, reprimido, negado, suprimido, vuelto contra nosotros mismos, tanto puede llevar a enfermedades o ansiedad, como a ciclos de represión y estallido o a violencia de cualquier tipo, mal humor permanente, irritabilidad.

Si aprendemos a reconocerlo, a identificarlo, podemos elegir qué hacemos a partir de lo que sentimos. Y podemos, también, con nuestro ejemplo, enseñar a nuestros hijos, alumnos, amigos, empleados o jefes a manejar este sentimiento y usarlo en nuestro beneficio, sin olvidar al otro ni al entorno.

Todo esto sirve y mucho para poder vivir mejor como familia, sin tantas peleas, sin tanta discusión. ¡La vida diaria puede ser más tranquila y sobre todo podemos disfrutar más de vivir juntos y sentirnos más cerca unos de otros y también mejor entendidos!

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