Cómo renovar energías en la casa donde viviste más de 20 años

Qué preguntas nos debemos hacer para cambiar nuestro hogar y por qué no siempre se trata de grandes remodelaciones.

Las viviendas son grandes acumuladoras de energía, se cargan con las emociones, los pensamientos y las vivencias de quienes las habitan, con la de los objetos y también con la energía que traemos de afuera.

Por qué y cómo renovar las energías hogareñas

Cuando las casas quedan como detenidas en el tiempo, es decir, cuando no se renuevan con el paso de los años, se convierten de modo silencioso en una gran ancla energética.

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Una vida plena es permanente cambio y evolución, los hogares dinámicos dan cuenta de esta actitud de vida. Pero a veces, por diferentes razones, los proyectos personales pueden quedar estancados y esto tambiénse ve reflejado en el hogar. Cuando falta creatividad y flexibilidad en los pensamientos y en la resolución diaria, el lugar que habitamos lo manifiesta.

Puede ocurrir que, si no les ha tocado mudarse de vivienda o si las dinámicas familiares se han mantenido iguales o muy rígidas por largo tiempo, las personas se acostumbren a habitar en una zona de confort inamovible. Incluso pueden habituarse a objetos y distribuciones disfuncionales cuando podrían vivir en condiciones de mayor armonía.

Beneficios de renovar el hogar, según el Feng Shui

En Decodificación Ambiental y Feng Shui pensamos las casas como una extensión del cuerpo y la mente, como un sistema vivo que se retroalimenta de quien lo habita y le da vida. Por eso, las casas detenidas pueden invitarnos a reflexionar sobre aspectos íntimos profundos: miedos, culpas o emociones bloqueadas que no se han procesado adecuadamente.

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Animarse a hacer cambios en la vivienda es un gran beneficio que desbloquea una energía poderosa, motiva la creación de nuevos patrones de conducta y de pensamiento.

El hogar es un creador de hábitos diarios. De pronto, el día que se quita aquel gran mueble del living -una vitrina supongamos-, se percibe una nueva circulación de la energía, aparecen ideas renovadas para habitar el espacio y se generan nuevas funcionalidades. Allí donde había una vitrina, una lámpara de sal, una mesa baja y una planta generan un recorrido más liviano que invita al encuentro en los sillones cercanos.

¿Y si no encuentro el momento para relajarme durante el día?, debo generar ese lugar de la casa que me invite a hacerlo. Modificar la manera de iluminar un espacio y cambiar el color de las paredes puede generar un impacto muy notorio en los estados de ánimo de sus habitantes.

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Repensar los sectores y la finalidad de cada uno realmente es un desafío hermoso que no siempre significa realizar refacciones importantes. Es cierto que dejar ir mapas mentales y darles paso a unos nuevos requiere de un ejercicio emocional, implica superar el apego a sensaciones conocidas que quizás no nos provocaban bienestar.

Veámoslo así: la experiencia de renovarse con la casa ayuda a establecer y concretar nuevos objetivos vitales.

Cómo empezar a introducir los cambios

Para darle oxígeno a una vivienda que se ha estancado, propongo primero considerar un trabajo interno. Estas preguntas pueden ayudar:

  • ¿Mi casa refleja mis aspiraciones y me representa?
  • ​¿Qué quisiera hacer en mi hogar y no me doy permiso
  • ¿Cuál es mi ambiente favorito?
  • ¿Hay algún área de la casa que me incomoda?,¿por qué?, qué le cambiaría para sentirme mejor?
  • ¿La casa me trae recuerdos?
  • ¿Mi hogar me inspira positivamente?

En el mejor de los casos, estas reflexiones pueden indicarnos cuáles son los aspectos de la casa que hay que empezar a soltar. Pueden ser muebles, adornos, desorden, acumulación, tecnología.

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Una vez que la casa se siente más liviana y despejada, podemos enfocarnos en varios aspectos para renovarla: la iluminación, las paredes, los cuadros y fotografías, los muebles, los textiles, las plantas, las áreas de uso común o los objetos heredados.

Iluminación: puntos de energía para levantar el Qi

Las luces marcan focos de atención, son puntos de energía que luego se traslada en el espacio. Repensar este aspecto puede generar cambios importantes.

Regular el ingreso de la luz natural con cortinas, cambiar la dirección de las luces generales (por ejemplo, modificando el diseño de la araña o lámpara de techo), incluir luces focales que den calidez y resalten sectores específicos. La iluminación puede levantar el Qi deprimido, redirigirlo y generar estados anímicos diferentes.

Paredes: colores a tu alrededor

El impacto de los colores en las paredes es clave para los habitantes de la casa, a veces la misma paleta cromática se mantiene por años, lo que provoca agotamiento y hastío. De hecho, los colores deslucidos por el paso del tiempo deprimen el Qi.

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Poder renovar la paleta de colores de las paredes, atreverse a realizar nuevas combinaciones de tonos y mantenerlos sin que se opaquen, puede cambiar rápidamente el Qi ambiental.

Cuadros y fotografías: irradiar entusiasmo y dicha

Hay cuadros, retratos y fotografías que permanecen demasiado tiempo en un mismo lugar, nos acostumbramos a su presencia. El Feng Shui siempre recomienda usar cuadros que irradien emociones positivas y armonía, pero además es esencia cambiarlos cada tanto por otras versiones que alimenten nuevas sensaciones e inspiraciones optimistas.

Las fotografías detenidas en el pasado son para los álbumes familiares, las que exhibimos en la casa deben actualizarse e ir en consonancia con los momentos y expresiones felices de la vida actual, en señal de avance.

Muebles: cómo condicionan nuestro transitar y hábitos

Además de su utilidad evidente, tanto la redistribución como la renovación de los muebles modifica el flujo energético de una habitación. Por esta razón, hay que analizar nuevas funcionalidades y preguntarnos cuáles son las que nos proporciona el mobiliario actualmente.

Los cambios deberían brindarnos una mejor circulación de la energía y nuevas propuestas diarias que generen hábitos benéficos. Por ejemplo, circular sin obstáculos, realizar las tareas cotidianas con mayor facilidad, descansar mejor o poder concentrarnos en el sector que usamos para el trabajo.

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El Feng Shui tiene algunas indicaciones sobre dónde ubicar las camas, las mesas o los sillones para que siempre tengamos un buen respaldo energético y seguridad mientras realizamos tareas vitales como dormir, comer o trabajar.

Los muebles son grandes acumuladores de energía, especialmente sillones, colchones, armarios y cajones. Hay que liberarlos de las adherencias a través de la limpieza. Puede ser algo tan sencillo como reemplazar las fundas o, cuando la situación lo amerite, optar por una renovación. En las casas habitadas desde hace muchos años hay muebles que sobran o cuya función ya caducó y añaden gran pesadez al espacio.

Textiles y plantas: cuidado atento y periódico

Abordando los aspectos más pequeños, las fundas, los acolchados, las cortinas y las alfombras deben renovarse periódicamente, cuando ya están deslucidos, sucios o con adherencia acumulada comienzan a emanar malos olores y, por supuesto, un pésimo Qi al entorno.

Las plantas, por su parte, son grandes aliadas para renovar el Qi de una casa siempre que estén saludables y bien cuidadas. Su presencia puede modificar puntos de atención, levantar la frecuencia de un espacio, mejorar las emociones ambientales y la calidad del aire.

Áreas de uso común y sus utilidades

Evaluar el uso y la utilidad de cada cosa en nuestro hogarbrinda una herramienta eficaz para tomar decisiones acertadas.

El uso de una sala de estar o un living debe ser para promover el encuentro, el diálogo, la relajación y el ocio. Si en esa sala tenemos mesas auxiliares que terminan repletas de objetos variados como papeles del trabajo, ropa, accesorios, restos de comida y más, lo que sucede es que dejan de servir al fin último que habíamos determinado para ese espacio.

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Por caso, una cantidad extra de sillas en el comedor puede entorpecer el uso armonioso del ambiente al bloquear circulación y generar malestar a la hora de comer.

Si la casa no guarda una sincronía en relación con los requerimientos de cada ambiente provoca una sensación de incomodidad permanente. En cambio, una vivienda bien organizada en función de las necesidades actuales reales genera un gran bienestar. Atención, no siempre se trata de contar con espacios amplísimos, sino con su distribución.

Objetos heredados: ¿un gran tributo o una pesada herencia?

Los jarrones de la abuela, el aparador de la tía, los cuadros, las vajillas, los espejos que se pasan de generación en generación. Todos estos objetos conservan la energía de las historias familiares y la proyectan.¿Qué hacemos con ellos, los conservamos o no?

El Feng Shui explica que si algunos de estos objetos están en buen estado y evocan emociones positivas e inspiradoras son bienvenidos. Lo ideal es resignificarlos en el contexto de una identidad ambiental más actual del hogar, acorde a las aspiraciones vitales presentes de sus habitantes.

Ahora bien, en ocasiones estos objetos se conservan sin cuestionarse lo que realmente representan para el inconsciente o incluso nos genera culpa soltarlos, como si hacerlo fuera un acto de deslealtad hacia los antepasados y sus afectos.

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Recordemos que la casa siempre debe ser fiel a nuestra identidad en su versión más positiva, alentando la autenticidad y la libertad de elección para cada rincón del espacio. Por eso, cada quien deberá revisar cuáles son los objetos heredados que realmente quiere atesorar y cuáles hay que, desde el amor, dejar ir.

En definitiva, siempre aconsejo que las viviendas sean dinámicas, vivir en una casa anclada en el pasado no es bueno, nos deja respirando a diario estereotipos, mandatos y creencias que pueden coartar la posibilidad de pensar futuros diferentes y mejores a los de nuestros ancestros.

Se trata de convertir progresivamente a nuestra casa en una experiencia de vida propia y positiva, un lugar que inspire autonomía y una plenitud auténtica. El hogar debe ayudarnos areafirmar nuestros deseos y orientar nuestras acciones en pos de ellos.

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