En estos días, el tiempo parece correr en otra dimensión: la sensación de premura por tener que cerrar cosas a menudo confunde el fin de un año con un apocalíptico fin del mundo. Pero afortunadamente no es así. Es solo un año más, solo eso.
Después de las fiestas, en muchos casos, llegan las tan esperadas vacaciones, que si no se organizan, prevén y ordenan pueden ser factor de conflicto y estrés. Para evitarlo y pasarla bien, les dejamos algunos consejos y sugerencias para disfrutar en familia.
Kit de herramientas para padres e hijos
Cuando el tiempo de vacaciones es fuera de casa, preparar y organizar la previa al viaje es menester. El placer tiene que comenzar desde el armado de las valijas; cuando los hijos son lo suficientemente grandes cada uno deberá prepararse sus cosas o al menos colaborar en el proceso (esto evita sobrecargas a las madres y tensiones innecesarias).
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También hay que tener en cuenta no cargar en el equipaje los conflictos familiares de larga data para intentar dirimirlos durante las vacaciones. Lo que no se resuelve durante todo el año no se va a resolver en unos pocos días, por lo que hay que bajar las expectativas.
Los problemas cerrados en bolsa y moño, y quizás el alivio de pasarla bien nos sorprenda y facilite las cosas, pero sin buscarlas. Tregua, a disfrutar, y a la vuelta se verá.
La paternidad no es un apostolado, y no tiene tampoco porqué serlo en vacaciones- Deberán resignar cosas los hijos en pos de los padres y viceversa. Compartir momentos de disfrute para todos es el gran desafío.
Procuremos que sea tiempo para encontrarse, ir y venir, juntos y separados, con aparatos apagados y miradas encendidas. Preparar anticipadamente actividades para compartir ayuda y mucho
Los padres podemos moderar las demostraciones de cariño. Si tenemos hijos adolescentes, aunque los veamos “nuestros nenes”, entender que ya dejaron de serlo hace un tiempo. Y parte del crecer tiene relación con el despegue de lo corporal.
Midamos nuestros impulsos de mimarlos ahora que los tenemos con nosotros: ellos, agradecidos, y evitaremos conflictos innecesarios, además de la frustración que nos provoca “sentir que no nos quieren…”
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Hacer un mapa de tareas y responsabilidades, delegar en asamblea familiar coordinada por los adultos de qué se va a ocupar cada uno durante los días de descanso, son vacaciones para todo el grupo familiar. Pueden hacer pequeñas reuniones de evaluación, mate y facturas de por medio, para ajustar detalles y mejorar. Si funciona, lo que de aquí salga se puede aplicar en el regreso a casa.
Cada uno puede hacer una lista de tres cosas que espera con ansias poder hacer (leer ese libro, caminar todos los días por la playa, etc.). El resto de la familia puede ayudar alentando a que estos objetivos se cumplan; de esta forma, se estimula la idea de trabajo en equipo y empatía por las necesidades del otro.
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De suegras y otras yerbas: es fundamental garantizar los espacios de cada uno y las “intersecciones saludables” entre los miembros de la familia. Cuando las vacaciones son con familiares invitados es imprescindible acordar en bloque con la pareja pautas claras, y no tener expectativas de que todo marche sobre ruedas, a veces puede fallar…
Parejas en vacaciones
Cuando las cosas vienen mal barajadas durante el año, no pongamos la mira en que en el verano todo se arregla: son altísimas las chances de frustrarse. Al igual que en el plano familiar, que las expectativas no superen lo posible. Let it be, y quizás haya sorpresas gratas, sino al regreso se verá.
Es muy común que el encuentro “full time”, sea en la playa o en la montaña, para una pareja que viene de tiempos acotados por la vorágine urbana, sea motivo de grandes encuentros o desencuentros. Si lo que se genera es el quiebre al encontrarse con lo que del otro no gusta habrá que instrumentar recursos para esta situación.
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Sabemos que crisis es oportunidad y dificultad. Flexibilidad, paciencia y capacidad de frustración son las claves para NO TIRAR abajo todo lo que funciona bien. poner en perspectiva y esperar el momento para plantear lo que hace ruido
Hacer lugar a aquellas cosas que durante el año no se hicieron por falta de tiempo, agotamiento o lo que fuere. Listar lo pendiente por emprender, proponerse y disponerse a pasar momentos placenteros juntos.
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Si las vacaciones pudieran ser (y esto aplica para parejas y para las familias en general) sin tanto aparato encendido, bienvenido sea. Que el encuentro con el otro sea en el mirarse, en el verdadero conectarse, después de meses de comunicación mediatizada por monitores.
Tener momentos para cada uno en la grilla del día: esto alimenta las ganas de compartir luego con el otro. El pegoteo no suele ser buen aliado de Cupido
Evitar ellos y ellas celos innecesarios por “tentaciones oculares”, como decía una vieja amiga, siempre en el marco de la discreción y el respeto por el otro. Al fin y al cabo, como dice el poema de Gioconda Belli, hablándole a su marido (quien lee una revista de modas en los tiempos en que Cindy Crawford era el icono de la belleza):
“No tengo las piernas de la Cindy Crawford.
No me he pasado la vida en pasarelas,
desfiles de modas, tostada bajo las luces de los fotógrafos.
Mis piernas son anchas ya llegando a la cadera, y a pesar de mis múltiples intentos por ponerme trajes aeróbicos y tirarme en el suelo a sudar (…) Pero decime:
¿Cuántas veces has tenido a la Cindy Crawford a tus pies?
¿Cuántas veces te ha ofrecido, como yo, ternura en la mañana,
besos en la nuca mientras dormís, cosquillas, risas, el sorbete en la cama, un poema de pronto, la idea para una ventura,
las premoniciones?
Piénsalo bien. Evalúa lo que te ofrezco. y ven a esta cama.
El gran desafío, creo yo, sean vacaciones o no, es animarse a correr riesgos saludables. Hoy vivimos tiempos de amores líquidos. Lo mejor que puede ocurrir en el marco de las vacaciones en pareja es que renazcan las intenciones de estar dispuestos a enamorarse, una vez más…y esa posición, se trabaja y se alimenta.
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Padres, hijos, hombre, mujeres, parejas y desparejas… A disfrutar del encuentro que el momento de las vacaciones propone, que puede ser uno (y varios) grandes días…
- Fuente: Por Alejandro Schujman, psicólogo especialista en adolescentes. Autor del libro Generación Ni Ni y coautor del libro Herramientas para padres.
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