Todas las parejas discuten en algún momento porque las diferencias son parte de las relaciones. Obviamente que si en una relación se pelea todo el tiempo, el pronóstico es negativo. Pero, sin llegar a separarse, los conflictos están presentes en las parejas en mayor o menor medida.
Hoy se sabe que hay algunos motivos de pelea que se repiten constantemente. Sin ánimo de que sea un ránking, estos son los motivos más habituales por los que pelea una pareja.
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Es muy habitual, que en todos estos temas, los distintos integrantes de la relación tengan diferentes puntos de vista y que el conflicto surja a partir de la dificultad de ponerse de acuerdo y negociar las distintas posturas.
Es interesante tener en cuenta que, por más exitosas que sean las parejas (entendiendo por exitosas a las parejas que hace mucho tiempo están juntas y están bien), siguen discutiendo por los mismos temas que discutían al principio de la relación.
También es para destacar que las parejas no se separan por abundancia de conflictos sino que se separan por la ausencia de momentos buenos, que no es lo mismo
Los problemas que puede presentar una pareja se pueden dividir entre problemas que se pueden solucionar y problemas que no tienen solución.
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Lo que es interesante pensar, a partir de esta idea, es que las parejas sí o sí se van a enfrentar con problemas, más difíciles o más fáciles, pero problemas al fin. No existe la pareja color de rosa en donde todo funciona de maravillas y no hay conflictos: pretender tener una relación así implica expectativas muy poco realistas.
Los problemas no son lo más importante, la cuestión fundamental es qué hace la pareja con los problemas que tiene
Más allá de los conflictos particulares de una relación, el mayor conflicto que puede presentar una pareja es la distribución inequitativa del poder que circula dentro de la misma. Cuando uno de los dos posee todo el poder de la relación, ese vínculo está seriamente en riesgo y en la ruta del divorcio o la separación.
Fuente: Sebastián Girona, psicólogo.
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