Como ocurre cada año, cuando llega la temporada de días fríos, en muchos hogares se encienden los calefactores y empezamos a escuchar noticias de intoxicados y fallecidos por escapes de gas. Esto se debe, especialmente, a estufas, calefones y otros aparatos mal conectados o con falta de mantenimiento. Para prevenir problemas y detectar fallas, puedes contar con un recurso económico y sencillo: un detector de monóxido de carbono. Qué son, cómo funcionan y dónde comprarlos.
Los detectores de monóxido de carbono (CO) son dispositivos diseñados para detectar la presencia de este gas inodoro, incoloro y altamente tóxico en el aire. El monóxido de carbono es producido por la combustión incompleta de combustibles fósiles, como gas natural, petróleo, carbón o madera, y puede acumularse en áreas cerradas o mal ventiladas.
Si bien este gas venenoso no puede percibirse, hay claros indicios que señalan la presencia de monóxido de carbono en el ambiente:
Una de las principales causas de la aparición de monóxido de carbono está en el mal estado de los artefactos de gas o en sus instalaciones, por ejemplo:
Para estar atentos a posibles escapes, y considerando que el monóxido no podemos percibirlo y menos si estamos dormidos, existen algunos sistemas que proporcionan más seguridad. Una buena opción, como dijimos, es adquirir un detector de monóxido de carbono, que tiene un sensor ultrasensible que acciona una alarma en caso de presencia de ese gas.
La detección temprana de monóxido de carbono es crucial, ya que la exposición a altos niveles de este gas puede ser mortal. Los detectores de monóxido de carbono desempeñan un papel vital en la protección de la seguridad y el bienestar de las personas.
Los detectores de monóxido de carbono pueden adquirirse fácilmente en ferreterías, locales de artículos para la construcción y equipamiento para el hogar y en plataformas de venta por internet. Existen distintas marcas y modelos.
El detector de monóxido de carbono percibirá este gas y, dependiendo del aparato, pondrá en marcha una alarma o una advertencia de voz para prevenir la inhalación. Su funcionamiento es similar al de los detectores de humo.
Al momento de instalarlo, es conveniente hacerlo en los ambientes donde haya artefactos de gas o combustibles, y a una distancia prudencial de los equipos. Un buen sitio es en los dormitorios, ya que si se produce un escape durante la noche oiremos mejor la alarma y reaccionaremos antes. No es recomendable instalarlo donde haya zonas con prolongada exposición al vapor y la humedad, como por ejemplo un baño.
Por otro lado, debe estar colocado en una pared libre de obstáculos y en posición vertical, a unos 30 centímetros del techo si hay un aparato de gas natural cercano, ya que pesa menos que el aire. Los expertos también recomiendan que si no hay ningún aparato de combustión de gas en la misma habitación que el detector o se trata de gas propano o butano que pesan más, debe instalarse a unos 2 metros del suelo.
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Más allá de estar prevenidos, es importante actuar anticipadamente para evitar llegar a sufrir una peligrosa pérdida y evitar los accidentes por inhalación de monóxido de carbono. Para ello, los expertos recomiendan una serie de medidas para tomar:
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