¿Pensaste alguna vez en emprender un proyecto doméstico que fortaleza las relaciones familiares? ¿Sabías que las tareas de jardinería estimulan la mente, los sentidos y la memoria? ¿Consideraste cambiar los hábitos alimenticios de tu hogar? A continuación, enumeramos una decena de motivos por los cuales deberías empezar a planificar tu propia huerta orgánica.
Satisfacción personal: “No hay mejor forma para preservar la salud que pasar el tiempo libre en el jardín” dice Leonard Maeger, autor de “El jardinero inglés”. Cosechar aquello que sembraste y cuidaste durante semanas, provoca una gran satisfacción personal y sensación de realización. Recoger los frutos de la huerta simboliza el alcance de metas y eso fortalece la autoestima y el amor propio.
Unión familiar: las tareas de la huerta hogareña fortalecen la unión familiar, ya que se convierten en una labor compartida y, su éxito, en un logro común. Cumplen además una función educadora al acercar a los integrantes de la casa a nuevos conocimientos y desafíos en relación con la horticultura.
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Mejor salud: las frutas y verduras orgánicas se encuentran 100% libres de las toxinas presentes en los fertilizantes y pesticidas industriales y, por ello, son altamente beneficiosas para nuestro organismo.
Economía: contar con una mini-verdulería en casa representa un ahorro de dinero importante que vas a poder notar cada fin de mes.
Alimentación premium: una dieta rica en frutas y verduras frescas es garantía de nutrición y vida sana. Tener los vegetales disponibles, a pasos de tu cocina, va a favorecer que los elijas a la hora de decidir qué cocinar, evitando así enlatados y envasados industriales.
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Cocina gourmet: las aromáticas y hortalizas cultivadas en casa, alejadas de fertilizantes artificiales, conservan todo su sabor natural y tienen también una textura diferente. Te vas a sorprender al conocer nuevas sensaciones en tu mesa!
Conciencia ecológica: al consumir alimentos cosechados directamente de la huerta evitamos generar residuos. Comer más orgánico significa también comprar menos envases de plástico y vidrio, en los que recibimos los productos adquiridos en supermercados.
Biodiversidad: la huerta domiciliaria, alejada de pesticidas, favorece la biodiversidad del ecosistema. Los distintos insectos que habitan el lugar hacen posible el equilibrio del agroecosistema evitando que los cultivos sean dañados por alguna plaga particular.
Relación con el ambiente: el trabajo de la huerta representa un retorno a la naturaleza. Aún viviendo en un centro urbano, las labores hortícolas nos dan la posibilidad de re-conectar con nuestro ambiente natural, acercarnos a la tierra, manipular semillas y observar cómo crece una planta.
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Descanso mental: el trabajo de la huerta funciona como terapia “antiestres”. El Dr. Uno Brunprei, representante de la Sociedad Iberoamericana Japonesa de Ciencias de la Salud, descubrió que la terapia florihortícola cumple con el objetivo terapéutico a través de acciones que estimulan los cinco sentidos del ser humano. Fortalece el equilibrio bio-psico-socio-cultural y espiritual en el que se sustenta la salud humana y mejora la calidad de vida de la persona.
Como ves, las razones sobran y casi no hay excusas para seguir postergando la tarea!
No es necesario mudarse al campo ni tener un gran jardín, puedes armar tu huerta en pequeños espacios de tierra, en cajones de madera, en macetas y hasta en balcones, usando el espacio vertical. Es cuestión de poner fecha de inicio y “manos a la tierra”.
Fuente: Valeria Churba. Agricultura urbana.
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