Cuidar la salud de nuestra huerta, sin utilizar productos químicos, es posible. La base del mantenimiento orgánico es la prevención. Por esto, es fundamental que las plantas cuenten con condiciones óptimas para su desarrollo: luz, nutrientes, espacios, suelo y riego apropiado, entre otras. Una planta sana y bien nutrida tiene mejores defensas para soportar el avance de una plaga u enfermedad.
En la huerta orgánica se intenta, a través de diferentes prácticas, que el sistema se autorregule, tal y como ocurre en un ecosistema natural.
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Con este fin, lo más recomendable es poner en práctica las siguientes técnicas:
Si tomamos todas estas medidas e igualmente aparecen desequilibrios, como plagas y enfermedades, podemos utilizar preparados caseros o productos comerciales orgánicos.
A continuación, presentamos algunos ejemplos:
Se trata de sustancias naturales, o preparados de elementos naturales, que producen efectos repelentes o muerte de insectos.
1 – Infusión de tabaco: Se colocan las plantas frescas o secas en agua hirviendo (aproximadamente 60 cm de tabaco seco por litro). Se recomienda dejarlo durante 24 horas y luego utilizarlo, colando y diluyendo en cuatro litros de agua. Se pueden utilizar también colillas de cigarrillo. Se puede mezclar con la solución de jabón blanco. Pulverizar. Esto controla pulgones, cochinillas, arañuela roja y orugas.
2 – Alcohol de ajo: Utilizar cuatro ó cinco dientes de ajo, medio litro de alcohol fino y medio litro de agua. Se coloca en licuadora tres minutos. Se guarda en frasco de vidrio tapado en la heladera. Pulverizar las plantas y el suelo. También se puede agregar solución de jabón a esta aplicación. Este preparado controla ácaros, pulgones, gusanos, cochinillas, mosca blanca, pulgones y arañuela.
Polvo de diatomeas: las diatomeas son algas microscópicas fosilizadas, provenientes de aguas dulces o marinas y con aproximadamente 5.000 especies conocidas. Cuando las algas mueren, todo el contenido orgánico se destruye, con excepción de su esqueleto de sílice, el cual generalmente va a depositarse al fondo de las aguas para formar -al cabo de los siglos- grandes depósitos de algas fosilizadas, conocidos como tierra de diatomeas.
Es un material inerte, no tóxico. La tierra de diatomeas cumple un doble propósito: además de su efecto insecticida natural, las diatomeas aportan una gran riqueza en minerales y oligoelementos. Su efecto insecticida mata a los insectos por deshidratación, sin poner en peligro la vida de los animales, plantas o seres humanos.
Controla orugas, babosas, caracoles, pulgones, arañitas rojas, ácaros y hormigas. Se aplica pulverizando, armando un preparado de 50 gr. de tierra de diatomeas por 1 litro de agua. Se puede espolvorear directamente en el suelo también.
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