Todos tenemos nuestros platos favoritos y los grandes autores de la historia no son excepción. Los grandes autores han confesado más de una vez sus pasiones culinarias y los sabores que acompañaron sus mejores obras. Compartimos los platos y bebidas favoritas de algunos de los escritores más famosos.
- Stephen King: A pesar que siempre se habló de un pasado lleno de vicios en el que el alcohol estaba presente, sobre todo la cerveza. A este autor le encantaba el cheesecake (torta de queso). También aseguró que comienza siempre su día con una taza de té y que se casó con su esposa porque cocina muy bien el pescado.
- Jean Paul Sartre: Tenía predilección por un dulce árabe, muy popular en India, Pakistán y Persia, llamado halva. Está basado en una pasta de sémola que también contiene almendras. Durante el tiempo que estuvo en la Segunda Guerra Mundial lo pedía por correo y si no llegaba se ponía muy nervioso.
- Agatha Christie: La reina del misterio tenía debilidad por los scones con crema Devonshire, aunque a veces la comía con una cuchara solamente de la taza llena que siempre tenía al lado de su máquina de escribir.
- Oscar Wilde: Al escritor irlandés recordado por obras como “La importancia de ser Ernesto” y “El retrato de Dorian Gray”, le encantaba el champagne, servido lo más frío posible.
- Truman Capote: El autor de “A sangre fría” y “Desayuno en Tiffany” probó por primera vez durante un almuerzo con la Reina de Inglaterra el budín italiano de verano, una torta con chocolate y frutillas, y se convirtió así en su postre favorito. En cuanto a su bebida, él decía que era uno al que se refería como “una mezcla de vodka, jugo de naranja y rodajas de naranja”, que no es otra cosa que el famoso Destornillador.
- Victor Hugo: El autor de “Les Misérables” siempre empezaba su día con una taza de café, pero antes de tomarla le ponía dos huevos crudos.
- Ernest Hemingway: A pesar que siempre fue un aficionado al vino, en los últimos años de su vida el Mojito se convirtió en su coctel predilecto. Y su plato favorito era la trucha al fogón.
- Edgar Allan Poe: Este mítico autor de misterio americano tomaba todos los días una copa de Brandy. Sin embargo, tenía una bebida que prefería por encima del alcohol: el ponche de huevo.
- Walt Whitman: El poeta estadounidense era fanático de las donas y el café. Aunque hay versiones que también aseguran que el escritor también desayunaba ostras en muchas ocasiones.
- George Orwell: El autor británico creador de obras como “1984” y “Rebelión en la Granja” no era muy fanático de la gastronomía británica. Sin embargo, cuando probó el budín de ciruela se enamoró por completo de este postre inglés.
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