La noticia fue furor en medios y redes sociales. Si bien todavía falta que la ley de etiquetado frontal que se aprobó este martes en Diputados sea reglamentada, a partir de su entrada en vigencia las empresas tendrán 180 días para adecuar sus productos. Será el momento del adiós para un ícono de las golosinas argentinas y un orgullo de Quilmes, en el Sur del Conurbano bonaerense: el niño astronauta que ilustra el empaque de los alfajores Capitán del Espacio tendrá que despedirse.
Lo establece la ley. El artículo 9 prohíbe la inclusión en las etiquetas de “personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas”, entre otras limitaciones. Por este motivo, el legendario logo del capitán, el mismo desde hace 59 años, cuando nació la marca, deberá ser reemplazado.
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Capitán del Espacio tendrá que diseñar un envase nuevo y deberá olvidarse del famoso Capi, que tanta gente enamoró durtante más de cinco décadas.
Hoy el Capitán del Espacio es un producto de culto. El grupo “Alfajor Capitán del Espacio” tiene más de 100 mil integrantes en Facebook y hasta el Papa Francisco pidió especialmente que le llevaran alfajores al Vaticano
El Capitán del Espacio -tanto el nombre como el logo y el alfajor- son creaciones de un hombre nacido en el partido de Avellaneda. Ángel de Pascalis fue el creador de la emblemática golosina, que empezó a producir el 2 de febrero de 1962 en una fábrica de Quilmes.
“Elegí Capitán del Espacio porque en esa época se hablaba de que el hombre llegaría a la luna”, contó don Ángel en 2008, en la única entrevista que dio en su vida. La fábrica, que tenía 10 empleados, se mudó a Bernal y, en 1972, a su ubicación actual en Quilmes.
El creador del Capitán del Espacio, Angel De Pascalis, murió en 2012 a los 86 años, soltero y sin hijos. Para entonces su empresa cerca de 50 empleados que fueron, además, los herederos de la marca y la fábrica, tal como él había prometido
Entre los fans ya empiezan a agitar reclamos. Quizá, en unos meses, los paquetes vacíos pasen a ser considerados objetos de colección. Una delicia que se convirtió en objeto de culto.
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