Trabajar desde casa a través de Internet es una variante que cada vez más gente mira con interés. Y no se trata sólo de emprendedores o freelancers: también muchas empresas promueven un día a la semana de trabajo remoto y brindan la posibilidad de cumplir las obligaciones laborales sin salir del hogar. Es una tendencia mundial a la que te podés sumar. Si mirás el home office con interés, lo primero que debés hacer es preparar un espacio para ello, planificando los recursos que pueden facilitarte las cosas y generar una experiencia más que satisfactoria.
Es clave saber que el home office no es para todo el mundo. Es fundamental saber auto-organizarse para que la agenda no estalle víctima del caos y para que la casa no se convierta en una oficina los siete días de la semana. A la vez, es importante prever que vas a necesitar algunas cosas claves, como una muy buena conexión a Internet, una computadora, una silla confortable, un escritorio y algún espacio de guardado donde acomodar todos los objetos y papeles de trabajo.
Una buena experiencia de home office va de la mano de un buena escritorio o lugar de trabajo. Si tenés un ambiente libre, en el que armar una oficina, podés generarte un espacio ideal, a tono con tus gustos y necesidades.
En general, los muebles que se planifican para un lugar de trabajo son una buena silla, un escritorio o mesa y alguna cajonera o espacio de guardado. A esta “estructura” mínima, se suelen sumar una biblioteca o estantes y un espacio donde apoyar la impresora o el teléfono o fax. Es importante colocar archivadores y mobiliario de guardado cerca de donde trabajás para no tener que levantarte a cada rato.
El escritorio debe estar cerca de un enchufe, ya que lo más probable es que haya varios cables que conectar, además de una luz de escritorio que nos ayude a tener buena iluminación cuando trabajamos de noche.
La silla es el elemento fundamental del espacio de trabajo: no debemos ahorrar en ella porque pasaremos muchas horas allí. El aspecto crucial que debemos revisar es la postura que promueve frente al ordenador: la ergonomía es lo más importante en un asiento. La clave es que la columna vertebral se mantenga recta. Una mala postura puede propiciar lesiones, dolores y otro tipo de problemas en el cuello y en la espalda, en músculos y vértebras.
Es imprescindible una adecuada iluminación para poder concentrarse y evitar problemas de vista y dolores de cabeza. Lo recomendable es contar con varios puntos de luz. Necesitarás una luminaria en el techo que tenga bastante potencia e ilumine bien toda la zona, y sumar aparte una lámpara en el escritorio.
Si tenés iluminación natural, aprovechala al máximo, es imprescindible en la decoración de tu oficina.
Lo ideal es una notebook que puedas llevar a otro lugar cuando sea necesario, pero tiene sus pro y sus contras: la portabilidad es su gran mérito, claro está, pero hay otras cuestiones a considerar. Al menos dos de ellas son importantes: las buenas laptops son más caras que la buenas PC y, si tu trabajo requiere una buena máquina, probablemente deberás invertir un poco más; la segunda cuestión a evaluar tiene que ver con un tema ergonómico. Al tener el monitor a la altura del teclado, la computadora portátil genera más tensión en el cuello y aumenta los problemas en las cervicales. Pensá bien y considerá opciones al definir qué notebook comprar.
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Trabajar en casa debería ser una buena manera de cuidar mejor tu salud. No estás sometido al tránsito ni al estrés de trasladarte por la ciudad ni tenés que comer comidas rápidas para salir del apuro o gastar poco dinero. Pero para poder hacer home office de manera saludable vale tener en cuenta algunas otras cosas. Algunos consejos:
Si trabajás en casa y tenés niños, debés prever que las cosas se complicarán más de una vez. En ese caso es fundamental tratar de planificar un espacio lo más aislado posible para evitar distracciones e interrupciones.
Si no podés destinar toda una habitación para tu escritorio, lo que tenés que hacer es planificar muy bien el espacio del que disponés, para sacarle el máximo partido a cada metro y cada rincón. Primero, buscá alguna zona de la casa donde puedas estar tranquilo y concentrado.
Es ideal delimitar el espacio con algún elemento, como unas prácticas estanterías, un biombo o hasta una planta. También es importante elegir una zona que se pueda ventilar fácilmente.
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