La astrología nos ayuda a ser más considerados con nosotros mismos y con los otros. Con-sideral, el contacto con el cielo nos brinda mayor consideración. Lejos de pensar “con qué signo me conviene estar o con cual me llevaré mal”, intentemos descubrir qué alquímica repuesta nos propone cada relación que se nos presenta.
Para sintetizar tomaremos como clave el signo solar que es el que usualmente se conoce, esta cualidad funciona tal como “un director de orquesta” de la carta natal o partitura musical de vida. Existen cuatro elementos zodiacales o cuatro diferentes temperamentos:
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Aries, Leo y Sagitario. Tienen afinidad entre ellos: Tal como lo es el fuego, estas personalidades serán chispeantes, llamativas, “calientes” y “combustas” o cambiantes. Entre ellos existe una natural afinidad de fuego, se entienden con fluidez pues comparten ritmos similares. Son expresivos, espontáneos y explícitos, necesitan calmar sus deseos de manera inmediata, accionan en la vida de modo franco y directo. Se cansan y se aburren fácilmente sobre todo cuando las situaciones llevan demasiado tiempo, requieren desarrollar mucha paciencia o hay que superar demasiadas intrigas.
Tienen fluidez con los de aire: Géminis, Libra y Acuario. Las personalidades de fuego se mueven con facilidad con los de aire pues comparten estilos rápidos y tiempos vertiginosos, aunque a veces pueden exasperarlos las excesivas preguntas o dudas de los “aéreos” ya que los de fuego difícilmente se detienen a pensar tantas variantes aunque a veces tantas dudas áreas los demoran seguro se beneficiaran con sus inteligentes aportes.
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Tienen confusión con los de agua: Cáncer, Escorpio y Piscis. La velocidad de los de fuego se siente “empantanada” ante la oceánica sensibilidad de estos signos. El valor y la frontalidad de los fogosos resultan incompatibles frente a los temores, desconfianzas y excesivos cuidados del agua. Si logran tolerar esta hipersensibilidad incorporaran una mirada más compasiva, convirtiéndose juntos en apasionados accionadores solidarios. Corazón e intuición, incitación y coraje es una excelente alquimia para vivir motivado ante cada situación que se presente.
Tienen tensión con los de tierra: Tauro, Virgo y Capricornio. La primera sensación será de freno y lentitud por su excesivo realismo y permanentes cuestionamientos a su intrépido andar. Aunque frustran y demorar la acción de los inquietos e impacientes fogosos, también los conectan con el registro a tiempo de peligros o situaciones conflictivas que nunca hubieran advertido por sí mismos. Para tolerar incluirlos amorosamente en su vida, el fuego deberá desarrollar lo que más le cuesta “paciencia y austeridad” para registrar la realidad objetiva necesaria para convertirse en personas más eficientes y juntos construyen proyectos creativos y redituables.
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Tauro, Virgo, y Capricornio. Tienen afinidad entre ellos: Tal como la tierra, estas personalidades serán constantes, quietas, sólidas, seguras y estables. Entre ellos existe una natural afinidad, son excelentes observadores, incorporan las experiencias de vida de a poco, asimilan cada situación y cada vínculo lentamente, serán cautos para añadir algo o alguien diferente en su entorno así como tampoco serán de abandonar o darse por vencidos precipitadamente. Comparten la necesidad de comprometerse y son coherentes entre lo que hacen y dicen, tienen cadencias serenas y perciben la vida de maneras muy similares: comparten la valoración de la percepción corporal.
Tienen fluidez con los de agua: Cáncer, Escorpio y Piscis. Se vinculan con facilidad con la receptiva sensibilidad de la gente de agua. Comparten ritmos pausados pues ambos elementos necesitan tiempo para abrirse a los otros y confiar. Sin embargo, los de tierra pueden chocar contra la excesiva emocionalidad acuática ante temores infundados o afirmaciones demasiado cargadas de subjetividad personal. Si logran tolerar postergar sus urgentes necesidades de logros visibles y eficientes, en vinculo con los de agua, adquirirán mayor riqueza emocional y compromiso humano que los terminará conduciendo a lo que tanto valoran: “mejores ganancias” en todos los aspectos de su vida.
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Tienen Confusión con los de aire: Géminis, Libra y Acuario. Aunque comparten una mirada objetiva y realista de la vida, es posible que padezcan el eterno e incesante movimiento de los de aire que los vivirán como excesivamente ágiles, livianos y poco estables. Los de tierra verán poco comprometidos a los de aire cunado ejercen su libertad e independencia. Los tildaran de mentirosos e influenciables ante la facilidad para el cambio de ideas u opiniones. Si toleran tantos cambios e imprevistos, al lado del aire las personalidades de tierra adquieren cintura, capacidad de negociación, desapego y apertura mental.
Tienen tensión con los de fuego: con Aries, Leo y Sagitario. Les inquieta el acelere de los de fuego y les irritan sus melodramáticas personalidades. Sensatos y cautos la tierra debe aprender a tolerar del fuego, características diametralmente opuestas a su naturaleza austera y precavida. Si toleran este cambiante dinamismo los de fuego encenderán sus cautelosas vidas con situaciones creativas y llenas de alegrías. El gran aprendizaje de incluirlos en sus predecibles vidas, los llenará de originalidad para ir concretando sueños -que antes de encontrarse con el fuego- parecían imposibles utopías o delirantes fantasías.
Lejos de pensar “con qué signo me conviene estar o con cual me llevaré mal”, intentemos descubrir qué alquímica repuesta nos propone cada relación que se nos presenta.
Géminis, Libra y Acuario. Tienen afinidad entre ellos: Tal el aire, serán personalidades etéreas, livianas e inasibles. Entre ellos existe una natural afinidad y se entienden con fluidez pues comparten la necesidad de vincularse y de conocer personas diferentes. Son naturalmente inquietos, abiertos y buscadores, difícilmente se queden con la primera respuesta que consigan. Les molesta la rutina, tienden a cuestionar las imposiciones sociales o los mandatos familiares. Les cuesta seguir reglas o permanecer en lugares o situaciones por demasiado tiempo.
Tienen fluidez con los de fuego: con Aries, Leo y Sagitario. Comparten la valoración de lo activo y veloz. “El aire aviva al fuego”, juntos se agilizan y retroalimentan, redundando en mayor creatividad y alegría. De estilos de vida afines, los de aire deberán aprender a tolerar los exagerados fanatismos o insólitos desbordes egóicos del fuego. Disimular exabruptos personales o subjetivos enojos fogosos que para la objetiva mirada de aire resultan innecesarios, ridículos e infantiles. La gente de aire logra superar la tendencia al aburrimiento fácil, pues con el fuego ganan en divertimento y alegría. Las personalidades aéreas se descubren en un mayor compromiso genuino y de corazón, el vínculo con los de fuego se les hace liviano y tolerable, ya no necesitarán escabullirse y escapar del contacto.
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Tienen tensión con los de agua: Cáncer, Escorpio y Piscis. El aire y el agua son elementos diametralmente antagónicos, el aire rápido, objetivo y racional en contraposición con el agua sensible, intuitiva y subjetiva. Para el aire las emociones acuáticas son inentendibles y excesivamente demandantes. El aire debe tendrá que hacer grandes esfuerzos para sumergirse en el mundo de lo indescifrable y desde allí adquirir maestría en decodificar gestos, miradas y expresiones. El aire necesita que le expliciten y que le hablen, mientras que el agua necesita ser intuido sin necesidad de palabras. Si el aire mantiene su claridad y objetividad se convertirá en un hábil comunicador y adquiere maestría en la correcta utilización de palabras para describir y entender cada sutil sentimiento.
Tienen confusión con los de tierra: Tauro, Virgo y Capricornio. Aunque muy diferentes en tiempos pues el aire es híper rápido y la tierra lenta y pausada, comparten un criterio objetivo y realista de la vida. El aire se encontrara con la dificultad de realizar actividades sin planificar ya que la tierra lo tildara de arriesgado e insólito, viendo frustradas sus ideas creativas o futuristas ante los precavidos comentarios de la tierra. Si aquietan sus aceleradas mentes irán logrando junto a la tierra, madurar en sus ideas y sostener y comprometerse en sus vínculos.
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Cáncer, Escorpio y Piscis. Tienen afinidad entre ellos: Tal como el agua, serán permeables, volubles, cambiantes tanto de estado como de temperatura. Entre ellos se entienden con fluidez, tiene ritmos y tiempos similares: comparten la sensibilidad, la empatía y la natural intuición, solidarios y sentimentales, rechazan los tiempos acelerados y frenéticos e intentan preservarse en ámbitos familiares, artísticos o de autoconocimiento. En su natural tendencia al cambio de estado y temperaturas saben intuirse y tolerarse en sus ciclotimias emocionales sin juzgarse.
Tienen fluidez con los de tierra: Tauro, Virgo y Capricornio. El agua y la tierra tienen estilos similares y afinidad. Comparten una mirada receptiva y pausada sobre los acontecimientos, se mueven de forma intuitiva y prefieren manejarse en terrenos conocidos antes que arriesgar o exponerse excesivamente. La mayor dificultad para el agua será una tendencia de la tierra a querer sacar beneficio personal o económico en cada situación. A su lado aprenderán a ser más realistas, objetivos y eficientes. Se ejercitarán en la generación de recursos y en la consolidación profesional, contando así con más herramientas para ayudar a los que más quieren.
Tienen confusión con los de fuego: con Aries, Leo y Sagitario. Aunque comparten un estilo pasional e histriónico, a los de agua suele irritarles la mirada auto centrada de los melodramáticos fogosos. Si superan sentirse heridos por el egoico estilo del fuego, a su lado ganan en carisma y vitalidad, asegurándose no caer en su acuática tendencia a la melancolía o la depresión. De exagerada y desbordante vitalidad los de fuego son el mejor antídoto contra los sinsabores o las faltas de estimulo que la gente de agua suelen tener que enfrentar en sus vidas.
Tienen tensión con los de aire: Géminis, Libra y Acuario. Opuestos y antagónicos, el agua siente la objetiva y racional mirada del aire como fría, distante y calculadora y viven como abandonos las necesidades aéreas de espacio y discriminación. Este encuentro puede resultar difícil para ambos sino se dejan modificar por la opuesta mirada del otro. El agua debe superar su exagerada subjetividad y su vulnerable emocionalidad para incorporar las sugerencias del aire como acertadas observaciones que aportan objetividad. Con el aire adquieren herramientas racionales para analizarse y entenderse mejor. Maduran hacia una sensibilidad mas conectada con lo real, y adquieren mayor capacidad de contener pues logran poner palabras a lo que sucede. Sensibilidad y entendimiento en máxima sintonía.
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