Los eclipses son unos de los fenómenos astronómicos más estudiado por los astrólogos de todos los tiempos. Se puede decir que es una de las manifestaciones celestes que más han impresionado a la humanidad.
La palabra “eclipse” proviene del latín “eclipsis”, que a su vez viene del griego “écleipsis”, que significa desaparición. Y esto es precisamente un eclipse: la desaparición transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste ante los ojos de un observador.
Un eclipse solar, que ocurre durante la Luna Nueva, literalmente torna el día en noche. Un eclipse lunar, que ocurre en Luna Llena, parece borrar a la luna del cielo. En una Luna Nueva los Luminares están conjuntos, en una Luna Llena están opuestos. Los eclipses son lunaciones especiales que se producen sobre la eclíptica, el “camino” del Sol en su paso por las diferentes constelaciones, todos los años se producen algunos tanto de Sol como de Luna.
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¿Cómo afectan estos fenómenos y por qué?
La astrología se basa en la ley de correspondencia y analogía que reza: “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba” por lo que a un determinado evento celeste -macrocosmos- le corresponde otro igual y con las mismas características en este plano, en el microcosmos.
Por corresponder el Sol y la Luna, a factores conscientes e inconscientes, racional, emocional, respectivamente, al opacarse, oscurecerse o desaparecer en un eclipse, en cada caso, generan un conflicto que provoca una movilización, la crisis en cuestión puede tener que ver con un reordenamiento, una reorganización, asuntos en la vida que requieran mayor atención y energía.
Un eclipse de Sol puede simbolizar la desaparición momentánea de nuestro potencial interior, sentimos ausencia de poder personal, de voluntad, de capacidad visualizar metas personales, en cambio un eclipse lunar nos fuerza a comprobar nuestro pasado (Luna) a la luz de la experiencia actual y puede relacionarse con confusión y momentos particularmente propicios para esconder, ocultar, fomentar o expandir “sombras” de manifestación emocional.
Para la astrología el Sol es el dador de vida y energía, su oscurecimiento en el cielo, aunque sea por una pequeña porción de tiempo como sucede en un eclipse, es una señal de ausencia de las mismas, existe una interacción entre eclipses y desvitalización, por esa razón cuando nos afectan los eclipses de Sol, puede que nos sintamos más cansados, estresados, fatigados o abatidos.
Durante los eclipses de Luna nuestras emociones y sentimientos pueden desbordarse hasta un punto de ser percibidos claramente por los demás, pueden presentarse momentos de alteración, desorden, desconcierto o confusión, un sentimiento teñido de nostalgia o pesimismo por cosas de la vida que uno siente que está dejando atrás, y, lo que parece ser, en realidad no es.
Es recomendable durante ese tiempo estar muy en contacto con nuestro Ser interno practicando actividades que se relacionen con la meditación, reflexión e introspección aprovechando la oportunidad para percibir nuestros condicionamientos y ataduras, los viejos modos de pensar o de sentir y que ahora ya van quedando obsoletos con el fin de elaborarlos y reorientar de esta manera nuestro camino explorando nuevas posibilidades.
En general el efecto de un eclipse no se nota solamente en el momento de producirse el mismo, desde la antigüedad se consideraba que un eclipse tenía vigencia hasta producirse el siguiente de la misma clase, por lo que probablemente notaremos sus efectos también cuando un planeta “activador” toque el punto del eclipse, es por esa razón que, en ocasiones, los eclipses parecen no provocar nada hasta un tiempo después.
Cuanto mayor es el oscurecimiento del luminar (Sol o Luna) eclipsado, mayores serán sus efectos. También será importante qué punto o casa de la Carta Natal toque y en qué sector se ubique para conocer en qué área de la vida pueden manifestarse más claramente sus consecuencias, pero para eso habrá que conocer nuestra Carta Natal, porque incluso podemos tener planetas en grados sensibilizados, aunque no lo sepamos.
Como este trabajo se trata solamente de una generalización vamos a hablar únicamente de los Signos involucrados. En astrología consideramos que los eclipses afectan un determinado punto y su opuesto, y, en el caso de estar afectado dicho eclipse por malos aspectos también los consideraremos como puntos sensibilizados por el fenómeno celeste.
Los eclipses
En el año 2016 se producen 5 eclipses, en este trabajo vamos a hablar de los dos primeros del año, los que se producen el 8 y el 23 de marzo, un eclipse de Sol y otro de Luna respectivamente, pertenecientes a la familia de la Serie de Saros 18 Sur.
Esta familia de eclipses se ocupa de las terminaciones o separaciones. Por lo tanto, cuando afecta a una Carta Natal, esa persona puede encontrarse frente a una separación. Esta separación puede estar en relación a un amigo que viaja al extranjero o cualquier otra despedida o final de una relación con un ser querido, lo que podría traer mucha angustia o dolor. Sin embargo, el dolor de la separación se reduce al encontrar nuevas situaciones que conducirán a resultados muy positivos.
La diferencia entre el eclipse solar y lunar, como regla general, reside en que el efecto de los eclipses solares es más externo, y puede expresarse como eventos en torno a la persona, y, los eclipses lunares son más emocionales, más internos, evaluando los problemas de la vida, etc. Sin embargo, a veces esta evaluación puede conducir a eventos externos generados por las acciones de la persona. Así que, en resumen, podemos plantear la hipótesis de que el eclipse solar se manifestará en eventos que no tenemos en forma consciente, y, los eclipses lunares se asocian con eventos provocados por nuestros propios pensamientos o sentimientos.
Imaginemos los eclipses como focos brillantes en el camino de la vida. Estas luces no están todo el tiempo, pero se encienden. Dado que la atención está puesta en un punto se iluminará un área de la vida. Cualquier cosa que sea, haya sido empujada a un lado o empujada debajo de la alfombra, se hará evidente. Este traer a la superficie de los problemas ocultos puede ser dramático y emocional. Sin embargo, es una oportunidad para tomar conciencia de los problemas que pueden necesitar un poco de trabajo. Se puede, por supuesto, optar por no trabajar en los problemas que han surgido a la superficie; se puede optar por echarle la culpa de todo a alguien más, y así sucesivamente. Pero, esto no puede conducir a un futuro saludable. Si decidimos aceptar el desafío ofrecido por los acontecimientos del eclipse, a continuación, aunque puede ser una lucha dura o, posiblemente, sólo un camino de rosas. El efecto del eclipse podría ser a muy largo plazo y puede cambiarnos la vida. Otra forma de ver los eclipses es pensar en ellos como los terremotos. Los terremotos son los movimientos de la Madre Tierra. Si ella no se ha movido desde hace mucho tiempo, entonces tiene que hacer un montón de esfuerzo muy rápidamente, con resultados posiblemente desastrosos para todos los interesados. Sin embargo, si ella lo hace de a poco, entonces será mucho más fácil para todos. Si intentamos cuando los eclipses ocurren en nuestras Cartas, hacer los cambios necesarios que se ponen en relieve por el eclipse, entonces estamos manteniendo nuestra vida en equilibrio. Así, a pesar de que la tensión de un eclipse puede durar sólo por una temporada, el efecto puede ser profundo. Se nos permite ver los problemas en la vida que frenan o impiden el cumplimiento del destino. Las decisiones sobre cómo hacer frente a estas cuestiones tendrán importantes consecuencias.
¿A quiénes afecta?
El eclipse que se un produce el 8 de marzo es un eclipse total de Sol en el grado 18 º del Signo de Piscis. Los eclipses, por tratarse de Configuraciones Universales, nos afecta de una u otra manera a todos, sin embargo, afectará fundamentalmente a aquellas personas con puntos sensibles en la mitad del Segundo decanato de los Signos de Piscis, su opuesto Virgo donde se encuentra justamente uno de los regentes del signo, Júpiter, a su vez en una cuadratura muy exacta con Saturno, el señor de los límites. Se trata de una tensa configuración en la que se verán influenciados también los otros signos mutables: Géminis y Sagitario.
Además de los efectos ya citados, estos nativos podrán verse aquejados por desvitalización, ausencia de voluntad, tendencia al malhumor, al desasosiego, así mismo la energía puede estar mal encausada o dirigida erróneamente. Se recomienda descanso, dieta sana, largas caminatas y no tomar decisiones inmediatas en momentos que seguramente pueden ser de poca claridad mental, aunque si aprovecharlos para sumergirnos en nuestro Ser interior a fin de percibir obstáculos para elaborarlos y lograr de esa manera encontrar nuevos caminos y posibilidades.
No será tampoco un buen momento para comenzar nuevas actividades, firmar documentos importantes o comprar algo que deba perdurar en el tiempo, estaremos proclives al desconcierto, a los fraudes o equivocaciones, incluso a alteraciones de tipo nervioso. Como en todo eclipse de Sol es conveniente el descanso y una actividad física poco exigente para movilizar y oxigenar el cuerpo, así como toda acción que sirva para sosegar la mente, desintoxicar y revitalizar el organismo.
El eclipse del 23 de marzo es un eclipse de Luna que afectará los primeros grados de los Signos de Aries y su opuesto, Libra
Como en todas las Lunas Llenas, durante este eclipse de Luna, las reacciones serán más instintivas y viscerales y los efectos sobre el organismo serán más directos, con mayor tendencia a los trastornos psicosomáticos, por lo que será recomendable nos ocupemos de relajarnos. Si conseguimos sosegar nuestra mente, nuestro cuerpo estará más flexible, liviano y viceversa. En los eclipses de Luna recordar que hay que trabajar sobre nuestras emociones enfocando nuestra conciencia (quien realmente somos) a un “espacio sin mente”, nuestro Yo Interior, nuestra verdadera esencia. Recordar que, durante los eclipses, como en toda crisis de reordenamiento se presenta la oportunidad de liberarnos de lazos negativos para alinearnos de otro modo al examinar y sondear nuestro interior buscando nuevos caminos y posibilidades. Cuando se puede ser consciente de los procesos internos de nuestra mente, cuerpo y emociones, se pueden dirigir las energías a donde más se necesitan.
- Por Patricia Kesselman, astróloga y profesora de Tarot.
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