Llegó el equinoccio de primavera y los astros tiene mucho para decirnos. Hay algo que va más allá de algunos datos que la mayoría conocemos: el día y la noche duran lo mismo en esta jornada y las horas de luz comienzan a aumentar hasta desembocar en el solsticio de verano el 21 de diciembre, dentro de 89 días y 20 horas
El equinoccio de primavera en este hemisferio se da el 22 de septiembre a las 22:45 pm hora de Buenos Aires. Es el momento del año en el que el Sol alcanza el punto más alto en el cielo y ocurre dos veces por año. Para el hemisferio sur, el de otoño es entre el 20 o 21 de marzo y, el de primavera, entre el 22 o 23 de septiembre de cada año.
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En ambos momentos, los dos polos terrestres se encuentran a una misma distancia del Sol y la luz se proyecta por igual en ambos hemisferios. Eso es lo que nos cuenta la astronomía. Pero hay otra mirada que podemos disfrutar: la de los astrólogos. Según ellos, el equinoccio de primavera está relacionado con el renacimiento: marca el inicio de la temporada de crecimiento y reverdecer de la naturaleza. La tradición revela que, en muchas culturas, marca la resurrección y vitalización del alma.
El inicio de la estación primaveral supone la época del año en la que la cantidad de horas de luz aumenta más rápidamente. La palabra “equinoccio” proviene del latín “aequinoctium”, que significa “noche igual”. Hace referencia al momento en el que el día y la noche tienen la misma duración de horas.
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A partir del domingo, cada día amanecerá un minuto antes y el Sol se pondrá por el horizonte también un minuto y algunos segundos después, por lo que disfrutaremos de casi tres minutos más de luz solar cada día.
Los equinoccios, en primavera y en otoño, se producen cuando el Sol cruza el plano del ecuador terrestre de manera perpendicular, es decir, que el ángulo de declinación del astro rey sobre la Tierra es cero, y por este motivo, durante esta jornada el día y la noche tendrán la misma duración de horas en cualquier punto del planeta.
El Equinoccio de Primavera es un momento mágico del año, una fiesta para el renacimiento y la renovación. En todas las partes del mundo se hacen multitudinarias celebraciones como un canto a la vida y una forma de sintonizar con el Cosmos
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En el hemisferio sur, el equinoccio de primavera, también llamado punto de Aries, se produce entre el 22 y el 23 de septiembre.
Con la llegada del equinoccio de primavera, Marte, el planeta de la acción, pone fuerza e impulso en su recorrido en Acuario, y nos propone hacer las cosas de forma innovadora, distinta. Este planeta nos convoca desde mayo a soltar todo lo viejo. Los movimientos astrológicos de este invierno nos invitaron a revisar, a volver sobre nuestros propios pasos, a redefinir. Fueron tiempo de finales y de transformación.
La primavera nos prepara para comenzar una nueva etapa y nos hacen reflexionar con detenimiento. Es una oportunidad para retomar fuerzas, planear y volver a intentar superar todo aquello que nos impide florecer.
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Las celebraciones, que abundan por estas fechas, se remontan a miles de años atrás. Están asociadas al renacimiento a una nueva vida y nos invitan a acompañar a la naturaleza y danzar con ella para estar en perfecta sintonía con los ciclos naturales.
El Equinoccio de Primavera es un punto de equilibrio entre el día y la noche, que simboliza la dicha de pasar de la oscuridad y el frío al calor y la luz. La naturaleza vibra y toma impulso, convocando a conectar con la alegría de vivir.
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Hay rituales que, según los entendidos y las tradiciones, nos ayudan a impregnarnos de la energía de etapa que arranca.
Uno de ellos es caminar en un bosque, un parque o algún lugar verde, para atravesar esos espacios que nos conectan con el despertar de la naturaleza dormida. Son buenos momentos para sembrar flores y hierbas en casa.
Otro rituales famoso es hacer un pozo en la tierra y colocar semillas de alguna flor que represente todo lo que queremos sembrar: es importante que sea una flor que pueda plantarse en estas épocas del año. Junto con estas semillas fijamos los propósitos para los próximos tres meses y nos comprometemos a regar ese objetivo hasta verlo florecer.
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