Mientras la ciencia da la lucha con el coronavirus y busca desesperadamente una vacuna, y autoridades sanitarias y gobiernos refuerzan las medidas para contener la propagación del virus, algunas aerolíneas han comenzado a volar algunos tramos.
Un informe de esta semana de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), detalla recomendaciones para encarar esta etapa.
Las compañías aéreas tratan de infundir seguridad a los viajeros con algunas medidas ya tomadas:
La mayoría de aerolíneas consultadas estipulan que será obligatorio el uso de las mascarillas durante el embarque y el vuelo. También se reordenarán las colas para mantener la distancia recomendada por los científicos, tratando de minimizar el contacto físico en fases como la facturación o check in.
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Sugieren imprimir la tarjeta de embarque en casa o tenerla disponible en el teléfono móvil para evitar el contacto físico y acercarse al mostrador sin amigos o familiares.
Habrá que tener más paciencia de la que habitualmente ya debíamos tener. Habrá más controles en los aeropuertos, entre ellos, de temperatura. Esto dependerá de cada país. Se priorizará la entrada y salida del avión por pasarelas, siempre que sea posible. En el caso de tener que tomar un autobús para llegar hasta la aeronave, algunas empresas afirman que incrementarán la frecuencia para que sólo estén ocupados al 50% de su capacidad.
Esta es la parte más complicada donde entran en juego algunas medidas polémicas.
Bloqueo o no de asientos. Diversas aerolíneas dicen que dejarán libres los asientos del medio -o de pasillo en aviones pequeños- para garantizar una mayor distancia entre viajeros.
Pero hay oposición a este tipo de medidas:
Para bajar de los aviones se tratará de evitar las aglomeraciones y en algunos casos recomiendan a pasajeros viajar “ligero” para guardar sus pertenencias debajo de su asiento y no tener que tocar otras partes del aparato.
En esta fase del viaje, no obstante, entrarán en juego las medidas aprobadas por el aeropuerto y las autoridades.
La protección y el distanciamiento social, especialmente en los aeropuertos y los vuelos, es clave para evitar el contagio del covid-19
Se han difundido casos como el extremo control en el aeropuerto de Hong Kong, donde los pasajeros deben hacerse un test de covid-19 al llegar y pueden tener que esperar horas antes de abandonar las instalaciones.
Según IATA, los vuelos necesitan un promedio del 77% de ocupación para cubrir los costos de operación, por lo que estimó que las tarifas tendrían que aumentar en un 50% para compensar el costo de dejar tanto espacio vacío.
Muchas aerolíneas han eliminado las revistas de abordo, reducido o suspendido el servicio de bebida y comida y ordenado el descenso del avión en grupos de pasajeros para evitar que se apiñen en el apuro por salir
El ingeniero aeronáutico francés Florian Barjot patentó PlanBay, una estructura que se puede agregar transitoriamente a los aviones sin cambiar su diseño interior, pero que en la práctica elimina el asiento del medio: allí se monta el separador de plexiglas para crear distancia social entre los pasajeros.
Estiman que debido a la escasa demanda, se realizarán menos vuelos directos que se reemplazarán por tramos con escalas.
Operar un 777 en una ruta como, por ejemplo, de Los Angeles a Sidney, tiene un costo prohibitivo en tiempos de aviones con asientos vacíos. Delta va a retirar los 18 que utilizaba para esa travesía por lo que resta del año. También Qantas eliminó sus vuelos directos de Nueva York o Londres a Sidney.
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