Neuralink, el proyecto que busca conectar nuestros cerebros a las computadoras

Elon Musk, el empresario más inquieto de Silicon Valley, parece que nunca ceja en su esfuerzo de innovar. Ahora acaba de embarcarse en un nuevo plan: una start-up para “conectarnos” a las computadoras.

Neuralink es la compañía que Elon Musk, el genio detrás de Tesla, creó para crear interfaces cerebro ordenador (BCI), las cuales ayudarían no sólo a personas con lesiones cerebrales, sino también se buscaría potenciar las capacidad humanas para competir contra las máquinas.

Es probable que este BCI sea mucho más que una forma de controlar las máquinas. Es posible que sea una forma de comunicarnos con nuestros seres queridos, buscar en la web e interactuar con nuestra inteligencia simbiótica. Incluso podría reemplazar la televisión, transmitir contenido directamente a su cerebro.Si bien esas posibilidades están lejanas, las BCI no lo están.

Estos sistemas ya están ayudando a los sordos a escuchar, los enfermos de Parkinson para aliviar sus síntomas y a los paralizados a mover sus extremidades robóticas.

En un informe publicado por el diario The Wall Street Journal se explica que la compañía está en su fase inicial y que fue registrada en California como una firma de “investigación médica”. El objetivo es potenciar las capacidades cognitivas humanas a través de la inteligencia artificial para, según el propio Musk, convertirnos en una especie de “ciberborgs” (organismos cibernéticos).

Qué carrera seguiría hoy el hombre más rico del mundo si pudiera empezar de nuevo

Neuralink todavía está en etapas de desarrollo muy tempranas, por lo que la información real del producto es prácticamente inexistente. Lo que podemos ir haciendo es explicar cuáles son los planes para Neuralink, dónde se encuentra actualmente la tecnología y cuándo es probable que veamos un dispositivo Neuralink en funcionamiento.

Según revelaron varias fuentes, gracias a un documento publicado por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) se supo que Neuralink ha recaudado 26,96 millones de dólares, esto como parte de una oferta inicial de 100 millones de dólares en acciones que se pusieron a la venta el pasado 15 de agosto. Si bien Musk negó el hecho de que estuvieran buscando inversionistas, se supo que el proyecto está en franco crecimiento.

Autos inteligentes: un vehículo autónomo previó un accidente y evitó chocar

Pero claro que conocer lo que se está llevando a cabo no es sencillo. Tomando una cita de “El origen biológico de los valores humanos” de George Edgin Pugh: “Si el cerebro humano fuera tan simple que pudiéramos entenderlo, seríamos tan simples que no podríamos”.

Eso no quiere decir que no sepamos nada sobre nuestros cerebros, hemos logrado identificar aproximadamente las diferentes secciones del cerebro, y más importante aún, qué hacen esas diferentes secciones del cerebro.

Para simplificarlo enormemente, nuestro cerebro se divide en dos secciones principales, el sistema límbico y la neocorteza. El sistema límbico es la parte primitiva del cerebro que es responsable de todos nuestros impulsos más primarios: comer, pelear, tener relaciones sexuales.

La neocórteza es la parte más alta y grumosa, la que probablemente nos imaginamos cada vez que leemos la palabra “cerebro” . El neocortex es la parte avanzada de nuestro cerebro responsable del arte, los negocios, la tecnología, la filosofía, etc.

En 2015, un grupo de científicos de Harvard desarrolló una malla de electrodos que se despliega sobre esa corteza cerebral mediante una inyección para estimular diferentes partes del cerebro.

Sexo con robots: científicos sostienen que dentro de 15 años será algo común

El proyecto de Musk, sin embargo, es más ambicioso. El sistema que propone será capaz de implantar unos pequeños electrodos en el cerebro que podrían, en un futuro, llegar a descargar nuestros pensamientos.

De esta manera, espera lograr una especie de simbiosis con las máquinas. Por ejemplo, para escribir ya no necesitaremos colocar nuestros dedos sobre el teclado. Simplemente, bastará con pensar lo que queremos escribir para que aparezca en la pantalla.

Al implantar BCI en un pequeño parche del nivel superficial del cerebro, por ejemplo, los pacientes paralizados pueden mover las extremidades robóticas simplemente pensando en mover su propia extremidad paralizada. Esta señal nerviosa es recibida por el BCI, y el comando es llevado a cabo por la extremidad robótica.

Si bien, a corto plazo Musk pretende crear implantes que puedan usarse para tratar enfermedades como la epilepsia o la depresión, su objetivo final es desarrollar una red neuronal que pueda implantarse en nuestro cerebro y que nos permita funcionar “mejor” gracias a la inteligencia artificial; una especie de médula electrónica.