Nesting: la tendencia que propone quedarse en casa para recuperar el equilibrio

En los últimos tiempos volvió la moda que se hizo famosa en los ‘90 porque invitaba a permanecer en casa y a utilizar el hogar como refugio de la vorágine del exterior. Hoy este concepto retoma bajo el nombre de Nesting (por anidar, o nidificar en inglés) y se refiere a elegir pasar más tiempo en un lugar que consideramos seguro y confortable.

Desde hace ya un tiempo se ha comenzado a promover que la actitud FOMO (miedo a perderse cualquier ocasión social) sea sustituida por el JOMO (la alegría de perderse), un recogimiento corrido de la ansiedad por formar parte de un contexto social y que, fundamentalmente, contribuye a potenciar un organismo más saludable.

Balancear la vida social con la privada, encontrar placer y refugio en nuestro hogar, regenera y aporta equilibrio a nuestras emociones.

Alejandro Corbalán, Director de la Asociación Argentina de Counselors explica: “Casa no es lo mismo que hogar. El hogar es ese lugar privado y personalísimo que sirve de refugio y lugar donde atendemos de manera regular, nuestras necesidades básicas como comer, beber, dormir, Etc.  La personalización de un espacio vivienda mediante el mobiliario, la decoración y la guarda de objetos especiales para los convivientes; es lo que marca la diferencia que hace que una casa se sienta como un hogar”.

El nesting busca potenciar eso que los anglosajones llaman Me time: reservar momentos para uno y dedicarlos a la cotidianidad del hogar. Cocinar, por ejemplo, ya es una herramienta terapéutica popular en muchos países.

Explica también Corbalán que justamente porque el hogar moderno está dotado de tecnología, ambientación y diseño personalizado, este puede sustituir potencialmente cualquier programa de salida, brindando la posibilidad de una alta calidad de disfrute, con un bajo costo económico y mínimo riesgo, en cuanto a seguridad.

El hogar constituye a partir de su posibilidad de cobijo y resguardo, un verdadero refugio. Pero además, la privacidad y aislamiento del mundo exterior, brindan a la persona ocasiones de encuentro consigo mismo y mayor contacto con las personas más significativas de la vida.

“Somos una máquina biológica, pero a diferencia de las electrónicas o mecánicas, no disponemos de recambios para su reparación o renovación”, explica el doctor Vicente Saavedra, de la clínica Medicina Integral de Barcelona.

“Obviamente la necesidad de descanso merece ser atendida y en ese ítem no hay sitio que supere la cama, el sillón, la casa propia. La meditación es una práctica claramente benéfica para nuestra psiquis, y puede realizarse de manera especial en casa. Pero también, un hogar dotado especialmente del espacio necesario y adecuado, brinda la posibilidad de desarrollar actividades que proveen entretenimiento, diversión y solaz; tan necesarios y benéficos como dormir” explica Corbalán.

“Hacer jardinería, bonsai, ejecutar un instrumento musical, pintar, cocinar, leer, escribir, jugar, y otras actividades complementan el relax necesario para recuperarnos de las tensiones y prisas de la vida laboral” agrega.

Por eso, a la hora de elegir quedarnos más tiempo en casa —por elección, claramente, y no por obligación ni por falta de ganas de salir, que ya sería otra problemática aprte—es importante también saber elegir a las mejores compañías para acompañarnos en esa “interioridad”.

“Si hay algo negativo podríamos señalar en la opción Nesting es la potencial tendencia al aislamiento en que puede derivar. Sin embargo, invitar, reunir y agasajar, son también posibilidades que brinda la opción Nesting. Los encuentros de pequeños grupos en la comodidad del hogar, brindan la posibilidad de intercambios ricos en cuanto a la profundidad comunicacional, manteniendo la vida social y satisfaciendo la necesidad de pertenencia natural en los seres humanos”, resume Corbalán.

Una tendencia que, como en tantos otros aspectos de la vida, nos anima a reencontrarnos con el equilibro muchas veces perdidos: entre el afuera y el adentro, entre la hiperactividad y el ocio, entre la sobreexposición y el repliegue.