No era cierto: durante años se dijo que la persona exitosa es aquella que desborda en inteligencia, algo ligado casi estrictamente al Coeficiente Intelectual. No era así. Hoy se sabe que hay múltiples inteligencias que reunir para llegar lejos y que los buenos resultados tienen mucho que ver con la perseverancia, la auto-organización y las habilidades interpersonales, entre otras cosas. La base de la productividad es la planificación, y la capacidad de anticiparse y generar pequeñas rutinas aún en trabajos ajenos a procesos rigurosos y ordenados.
Siempre hay “ladrones de tiempo” inevitables: los mails, los llamados, los grupos de WhatsApp, las reuniones… Y, además, todos los días no estamos con el mismo nivel de energía ni de entusiasmo. Somos personas. A veces dormimos mal, tenemos problemas personales, tuvimos contratiempos con el transporte, o estamos con algún tema de salud que nos inquieta o nos demanda tiempo. Pero, más allá de factores externos que se pueden prever e internos que gestionar, las rutinas se pueden revisar y mejorar.
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Te acercamos algunos consejos y recomendaciones muy útiles:
Autodiagnóstico
Si tenemos problemas con el manejo del tiempo y la capacidad de organización, lo primero y principal es asumirlo. Echarle siempre la culpa al entorno o a los factores externos es un recurso que sólo nos priva de la posibilidad de cambiar. Si una y otra vez nos enfrentamos a la misma dificultad; si nos cuesta sostener procesos a largo plazo; si nos encontramos con frecuencia ante la imposibilidad de hacer foco y terminar las cosas… Algo pasa. Tenemos, de mínima, una dificultad. Sin reconocerla no hay cambio.
Hay gente con más predisposición, pero la concentración también se entrena
Burbuja de concentración
Siempre escuchamos que hay que aprender a decir no. Pero es un buen “curro”. Porque a los primeros que debemos decirnos “no” es a nosotros mismos y a nuestro recurrente hábito de dispersarnos, de esquivar el orden. Decir(nos) no y establecer prioridades ayuda a gestionar mejor el tiempo durante la jornada. La concentración es un tesoro, y no es fácil de lograr: hay que entrenarse. Si estás en una oficina o compartís espacio y la distracción viene de la mano de otros, utilizar el lenguaje corporal es una forma asertiva de proteger tu concentración. Evitar el contacto visual con los que merodean tu escritorio. Otra buena opción son los auriculares, con buena música o en silencio. Pero protegen de charlatanes.
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Escritorio ordenado y despejado
Es clave mantener el espacio de trabajo con cierto orden, incluso tu “desktop”: tener abiertas en tu computadora solo las pantallas necesarias y evitar las páginas que nos distraen, redes sociales incluidas.
Planificación
A veces la falta de la concentración tiene que ver con la sobrecarga de tareas. Es interesante poner blanco sobre negro y hacer un buen análisis de las horas, con un esquema que defina prioridades. Eso ayuda a redistribuir el tiempo cuando llegan los imprevistos.
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Evitar la multitarea
El cerebro tarda unos veinte minutos en adaptarse a lo que está haciendo. La tentación de cambiar de tarea es recurrente, los estímulos en esa dirección son frecuentes, pero saltando de una tarea en otro lo único que conseguirás es estresarte. No podrás avanzar ni terminar. Al final del día, de la semana, del mes, sólo cuenta lo que pudimos terminar realmente.
es importante saber gestionar las emociones. hacer a la mañana una autoexploración, registrar cómo estamos ayuda a afrontar la jornada laboral de otra manera: si tenés un mal día, tenélo en cuenta
Parar, registrar, pensar, “resetear”
Para esos momentos en los que el estrés nos hace perder el eje y nos desordena el día, un buen recurso es parar, respirar, caminar un rato. Poner atención en la intensidad emocional que nos atropella ayuda a calmar la mente, profundiza la respiración y restablece el ritmo del latido del corazón.
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Descansar
Es importante tener presente que la jornada laboral tiene que tener un límite de horas. Afuera también hay vida, y esa vida es, precisamente, la nutrición para atravesar las horas productivas, las horas de de trabajo. La mejor manera de ser eficiente y encarar bien el día siguiente es disfrutar, dormir, pasarla bien y fomentar la vida social y vincular.
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