Cuando estamos en una relación y el otro desaparece de un día al otro, sin explicaciones, genera un dolor psíquico muy importante. La ausencia repentina y sin explicaciones desata una gran incertidumbre y malestar, algo que se ha vuelto cada vez más frecuente. Justamente, el ghosting de pareja habla de eso: proviene de la palabra inglesa ‘ghost’ (fantasma) y refiere a la desaparición de la persona con la que se mantiene una relación sentimental como forma inesperada de acabar una relación.
Se habla de ghosting porque la forma en que el otro “se borra” de nuestras vidas ess repentina e inexplicable. No suele estar anticipado por ninguna señal previa: de repente, la persona deja de responder a tus llamadas y mensajes. También deja de seguirte en redes sociales y te quedas sin medios de contacto.
Es como si le hubiera ocurrido algo, pero no: simplemente ya no le interesas. Es una manera dura y egoísta de romper un vínculo y genera mucho dolor e inseguridad. Es así de duro y los psicólogos lo ven cada vez más seguido.
Es evidente que las nuevas tecnologías trajeron alternativas para conseguir pareja, pero también lo hicieron para terminar con ellas. “La conceptualización del fenómeno fantasma en las relaciones románticas demuestra la evolución de los procesos de relación mientras se adapta a las TIC emergentes”, explica el artículo “Ghosting in Emerging Adults’ Romantic Relationships”.
Los avances en la comunicación digital ofrecieron posibilidades para escapar de relaciones no deseadas, sin siquiera tener que romper con ellas.
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Esta práctica se puso de moda desde la aparición del término “ghosting”, muy usado en las redes sociales desde que las redes sociales ganaron espacio en nuestras vidas. Así lo indica un estudio académico de la Universidad de Western Ontario, realizado por Rebecca B. Koessler. Pero, ¿cómo ocurre exactamente y cuáles son los motivos y sus consecuencias? Te contamos de qué se trata.
De repente se corta toda comunicación. Ya no hay llamadas, ni mensajes y hay un bloqueo en las redes sociales. Es el fin de la relación sin que sea explícito. Ni siquiera se transita la ruptura ni se consigue una explicación de por qué se terminó la pareja. Y es esa incertidumbre lo que hace al ghosting confuso y doloroso.
Conocer a alguien que en principio muestra interés para que, de repente, desaparezca no es una novedad. Pero sí es verdad que la virtualidad ayudó mucho a popularizar este tipo de trato. Es una de las condiciones presentes en las relaciones que finalizan de esta manera.
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En su estudio, Koessler logró distinguir ciertas características de las relaciones que terminan en ghosting. Estas son:
Se pueden pensar en varias razones por las que una persona decide concluir repentinamente la pareja: puede no estar listo/a para una relación o puede tener miedo de la reacción del otro al comunicar el deseo de disolución.
A partir de su investigación, Koessler enumera los motivos por los que las personas suelen recurrir al ghosting. El estudio registra lo siguiente:
Esta investigación también resalta el papel que tienen las creencias: “Los investigadores encontraron que los individuos con mayores creencias de destino (por ejemplo, las relaciones son estables e inmutables, las personas son compatibles o no) tenían más probabilidades de hacer ghosting”. Es decir, que esta visión de las parejas conduce a que esta práctica se vea como socialmente aceptable.
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La falta de explicaciones es lo que más impacta, ya que al no saber las razones del otro, no se conoce con certeza por qué la relación terminó. Y entonces queda la especulación, la interpretación del significado de sus últimas palabras, acciones, gestos del otro. “La pareja no se da cuenta de inmediato de lo que ha sucedido y se deja interpretar en su reconocer lo que esta ausencia de comunicación podría significar”, indica Koessler en su estudio. Como consecuencia, se prolonga el dolor.
Oscar Castillero Mimenza, psicólogo especializado en Psicología Clínica, explica en uno de sus artículos web que este tipo de situaciones injustas conducen a que la persona se sienta despreciada e insegura. Una experiencia de este estilo crea desconfianza en futuras relaciones amorosas y hasta es posible que surja cierto remordimiento, lo que puede llevar a que la persona que vivió el ghosting le haga lo mismo a otros.
Sin razones ni respuestas, lo mejor que se puede hacer en estos casos, según Mimenza, es desprenderse. Es decir, dejar de buscar una explicación a la ruptura, ponerle fin a los intentos de contactar con el otro y reconocer la disolución de la pareja.
A futuro, no considerar al ghosting como algo normal que se repetirá. Es necesario seguir adelante y priorizarse.
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