“Uno de los mayores logros de la ciencia moderna ha sido descubrir que la mente y el cuerpo no son cosas separadas e independientes, sino una sola entidad vista desde diferentes ángulos” dice Daniel Goleman al prologar el libro “El poder curativo de la mente” del monje tibetano Tulku Thondup.
Este monje que nació en Golok, Tibet en 1939 y siendo muy pequeño ingresó al monasterio de Dodrupchen. Su vida estuvo volcada a la traducción e interpretación de antiguos textos del budismo tibetano y ha publicado una docena de libros sobre enseñanzas budistas.
Limpiar el templo es una de las tareas espirituales en el centro budista en donde vive el monje tibetano Tulku Thondup. “Si supiéramos la virtud, el mérito y el propósito de limpiar, seríamos capaces de apreciar la tarea como un privilegio en vez de una carga”, dice.
“No nos parecerá más un trabajo sucio, sino una oportunidad de practicar la meditación de una forma única. Podría convertirse incluso, en una fuente increíble de beneficios, y una forma de crecer en fuerza espiritual, mental y emocional” explica este monje, con una larga experiencia y reconocimiento en consejos tibetanos.
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El monje budista japonés Keisuke Matsumoto también aconseja hacer limpieza en casa. Estas son las recomendaciones que él hace para aprovechar los beneficios que implica el acto de limpiar nuestro hogar:
1. “Quienes no cuidan los objetos, tampoco cuidan de las personas”. No debemos olvidar que cada objeto fue creado con el trabajo de alguien y ser cuidadoso a la hora de limpiarlo muestra respeto y gratitud por ese trabajo.
2. Debemos ser agradecidos con las cosas que alguna vez nos sirvieron. Debemos reciclar lo que ya no necesitamos para que nosotros, o alguien más, podamos seguir usándolo.
3. “Si empezamos en silencio, rodeados por la calma, cuando la vegetación y las personas de alrededor aún duermen, nuestro corazón se sentirá en paz, y nuestra mente, despejada”. Es por eso que debemos comenzar a limpiar a primera hora del día. Antes de dormir, debemos ordenar un poco para poder empezar la limpieza al día siguiente.
4. Debemos abrir las ventanas y dejar que circule el aire por toda la casa antes de comenzar a limpiar. El aire puro hará que tengamos más ganas de limpiar y además nos permitirá “entrar en contacto con la fragilidad humana, la naturaleza y la fuerza de la vida”.
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5. No dejes platos sucios ni residuos de comida durante la noche. Los platos se lavan al finalizar el día y la basura orgánica se convierte en composta para las plantas. Todo en el hogar funciona como un ecosistema.
6. Cuando estés limpiando piensa sólo en la tarea que estás realizando en ese momento. Evita que tu mente divague o se concentre en otras cosas. Mantén tu atención en el aquí y el ahora de la tarea que realizas.
7. Siempre divide la limpieza con el resto de los miembros de la familia o las personas con las que compartes la casa. Así aprenderás a valorar el trabajo de los demás y entenderás que dependemos los unos de los otros.
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Tulku Thondup no esl único monje que comparte consejos de este tipo. Después del éxito de Marie Kondo, la gurú japonesa del orden, el interés por limpiar y ordenar como camino terapéutico hacia el bienestar gana terreno en Occidente.
Sophie Hinchliffe, conocida como Mrs. Hinch en las redes sociales, asegura que “necesitamos ordenar lo de fuera para sentir que hay un poco menos de caos adentro”.
Existen muchas razones por las que limpiar la casa puede funcionar como herramienta antiestrés. Cuando limpiamos empezamos por ordenar y los beneficios arrancan allí mismo: el desorden puede resultar estresante.
A nadie le gusta llegar a casa y encontrar pilas de ropa por lavar y objetos esparcidos por todas partes. Limpiar también puede convertirse en un momento para ejercitar la gratitud si al hacerlo nos detenemos a apreciar los objetos que poseemos. Incluso puede llegar a convertirse en una forma de meditación.
No es casual que en los templos zen de Japón, la limpieza constituye una parte importantísima de la formación espiritual de sus habitantes. “El día a día de un monje comienza con la limpieza. Se barre el interior del templo y el jardín; y se friega el suelo de la sala principal. No se limpia porque esté sucio o desordenado, sino para eliminar las sombras que nublan el espíritu y sumar paz. Luego, al sentarnos, inconscientemente la espalda se yergue y nuestros sentimientos se serenan. Quitamos el polvo para barrer y eliminar las pasiones y los sufrimientos mundanos. Limpiamos la suciedad para desprendernos de las obsesiones y del apego a las cosas”, explican.
Para los japoneses, también es una manera de limpiar el aura.
El libro de Keisuke Matsumoto ofrece consejos para mantener limpio nuestro hogar, tanto el exterior como el interior, si entendemos así nuestro cuerpo y nuestra mente.
Cuenta Matsumoto que un discípulo de Buda logró alcanzar el nirvana tras barrer incesantemente mientras recitaba una y otra vez: “Barrer el polvo, quitar la mugre”.
Aquí, algunos de los consejos que puedes aplicar desde hoy mismo:
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