La cama es el lugar donde las personas pasan la mayor parte de su tiempo. Durmiendo, descansando, leyendo un libro, viendo una película, comiendo, etc. Mientras más se la use, más suciedad va a ir incorporando con el paso del tiempo. Es por eso que se debe ser consciente sobre el buen cuidado de esta área, sobre todo para no arriesgarse a encontrar grupos de bacterias y otros organismos infecciosos.
Amerisleep, una empresa de colchones en Scottsdale, Arizona, ha realizado un informe para analizar el crecimiento de las colonias de bacterias en la ropa de cama que no se lava por un período de cuatro semanas. Las fundas de almohadas, especialmente, pueden albergar niveles equivalentes a los que se encuentran en la tapa de un inodoro, tan solo en una semana.
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Se examinaron las partes microscópicas de los colchones y ropas de cama a través un estudio de voluntarios. Como metodología, hicieron muestras de las bacterias y compararon todos los datos para saber qué tan limpias estaban las sábanas y con qué frecuencia debían reemplazarse los colchones.
Después de una semana, las fundas y sábanas tuvieron entre tres millones y cinco millones de unidades formadoras de colonias (UFC) por pulgada cuadrada. Eso significa que las fundas de almohada lavadas hace una semana tienen 17.000 veces el número de bacterias que un asiento de inodoro. En el caso de las sábanas, estás acumularon casi 25.000 veces más bacterias de las que están en promedio en la puerta del baño.
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El tipo de cepas más común, con un 41%, es el de las gramnegativas, el cual pueden causar neumonía. La mayoría son peligrosas y tienen la capacidad de volverse resistentes a los antibióticos. También encontraron bacilos que, por lo general, causan intoxicaciones alimentarias.
Aunque tanto las fundas de los almohadones como las sábanas son consideradas como ropa de cama, las prendas son diferentes cuando se trata de distribución de bacterias. En las sábanas había más del tipo gramnegativas y positivas, mientras que en las fundas de almohada se destacaban más los bacilos.
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El estudio probó la presencia de estos organismos en colchones de diferente antigüedad para ver cuántas bacterias se acumulan. Uno nuevo tiene solo tres millones de UFC, pero cuando ya cumple siete años, el número sube a 16 millones por pulgada cuadrada. En cuanto a la composición, encontraron todos los tipos anteriores en los colchones de siete años.
No hay que alarmarse frente a estos datos, sino más bien tomar consciencia de ello y empezar a prestarle atención a la correcta limpieza de la ropa de cama. Es así que se recomienda lavar tanto las sábanas como las fundas al menos una vez por semana. También se aconseja no irse a acostar con la cara maquillada o luego de haber realizado actividad física y tener el cuerpo sudoroso y transpirado.
Además, se sugiere reemplazar con mayor frecuencia la almohada; a diferencia del colchón.
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