Para esta antigua filosofía, existen muchos elementos del hogar que ayudan a atraer la buena fortuna y terminan beneficiando a las personas que lo ponen en práctica. Es así, que hay una fruta que permite atraer la buena fortuna a la casa, siempre y cuando se la sepa colocar bien.
El Feng Shui, una antigua filosofía china que trasciende la mera superstición, se erige como un enfoque holístico destinado a enriquecer y armonizar la vida de las personas. Esta disciplina milenaria persigue establecer una conexión equilibrada entre el ser humano y su entorno, mediante la disposición adecuada de objetos y elementos en los espacios habitados.
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Al adoptar los principios del Feng Shui en el hogar, se busca no solo sincronizar con las energías naturales circundantes, sino también facilitar el flujo positivo de la buena fortuna, tal como lo postulan las creencias orientales arraigadas en esta práctica ancestral.
Entre los elementos simbólicos que se consideran auspiciosos para atraer la prosperidad y la buena suerte en el hogar, destaca la mandarina, venerada por su asociación con la abundancia y la salud.
Durante las festividades del Año Nuevo Chino, la presencia de mandarinas adquiere especial relevancia, pues su nombre en chino, “ju”, resuena fonéticamente con términos que denotan esperanza y fortuna. La frase tradicional “Dá da Ji li”, que se emplea comúnmente para expresar deseos de prosperidad y ganancias, subraya la importancia cultural y simbólica que se atribuye a esta fruta.
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Según los preceptos del Feng Shui, la disposición estratégica de las mandarinas en el hogar desempeña un papel crucial en la atracción de energías positivas. Se recomienda plantar un árbol de mandarina y recibir sus frutos con gratitud, especialmente en áreas específicas de la casa que se consideran propicias para la prosperidad, como el sector sureste (vinculado con la riqueza) o el sector este (relacionado con la salud y la vitalidad).
Además, adornar el centro de mesa de la cocina o el comedor principal con mandarinas frescas se percibe como un gesto auspicioso para invocar la prosperidad y la felicidad en el hogar.
El simbolismo asociado con las mandarinas trasciende incluso el ámbito doméstico, extendiéndose a ocasiones significativas como la inauguración de una nueva residencia o lugar de trabajo. Se cree que la presencia de mandarinas en tales eventos auspiciosos contribuye a atraer la fortuna y la buena suerte hacia los habitantes o empleados.
Asimismo, durante la temporada festiva, regalar mandarinas puede considerarse un gesto de generosidad y buen augurio, ya que se cree que esta fruta actúa como un imán para atraer no solo la suerte, sino también la prosperidad material.
Es así cómo la mandarina se erige como un símbolo poderoso y multifacético en la práctica del Feng Shui, representando la promesa de abundancia, salud y buena fortuna. Su presencia en el hogar no solo enriquece el ambiente estético, sino que también se percibe como un medio para cultivar y atraer energías positivas que influyan favorablemente en la vida cotidiana.
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