Como todo ser vivo las plantas necesitan de ciertos nutrientes y compuestos para vivir de manera óptima. Puede que en el día a día no pensemos que necesiten sustancias para estar mejor, pero la verdad es que hay plantas que presentan deficiencia de hierro o sustancias vitales para ellas. Y la única manera que tienen de adquirirla es con nuestra ayuda.
Todos los amantes de las plantas y de la jardinería saben que cuidar estos seres vivos no es nada fácil. Hay que estar atento constantemente a los hongos, las plagas y la deficiencia de minerales. Por eso, tener una planta no implica solamente regarla.
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La falta de hierro en una planta es de los problemas más comunes. Lo identificamos fácilmente porque la planta va a tener una reacción llamada “clorosis férrica” que justamente es que la zona foliar (los bordes de las hojas) se vuelve amarilla.
La clave para constatar que se trata de una clorosis férrica es que verás que esto aparece desde la punta de la hoja hacia el interior. Mientras más deficiencia de hierro tiene, más color amarillo va a tomar la hoja e incluso, el amarillo puede empezar a tomar colores marrones. Una vez que esto “seca” la hoja, esta se termina muriendo y cae. El problema es que no se presenta en una sola hoja, es decir, la presencia de clorosis férrica implica que toda la planta posee deficiencia de hierro.
Para que tengas en cuenta, hay plantas que presentan más tendencia a tener clorosis férrica a otras. Por ejemplo, las hortensias, las gardenias o jazmines son plantas muy susceptibles a las que les son frecuentes esta condición.
También se debe tener conocimiento de que muchas veces esta condición aparece porque las condiciones climáticas donde está la planta no son las adecuadas para ella. Por eso te recomendamos que al momento de adquirir una planta te fijes cuál es el clima ideal para esta porque eso influye mucho.
Otro factor es que hay plantas que necesitan sentar raíces en tierra plana y no en macetas, es decir, estar en una maceta no permite que sus raíces se desplacen tanto. Para esto último es ideal consultar con un experto en jardinería al momento de adquirirla.
Para solucionar esto podés acidificar un poco la tierra, esto es súper simple y solo necesitás agregarle un poco de vinagre blanco a la tierra. Vas a tener que tener mucho cuidado con la cantidad y la frecuencia que lo hacés ya que las plantas son sensibles y un exceso de vinagre las puede quemar.
Otra opción es conseguir un fertilizante de tierra que posea hierro y ponérselo a la planta. Haciendo esto te asegurás que no va a provocar una mala reacción en la planta ya que estos productos vienen con agregados especiales para no dañarla.
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