Los políticos italianos de todos los partidos acordaron sacar adelante una ley impensada. No se trató de una medida cualquiera, sino una reforma integral del sistema que secciona el Parlamento. De un total de 600 diputados de la Cámara Baja, 553 diputados votaron a favor de que en la próxima legislatura se reduzca el número de parlamentarios en una tercera parte.
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Como resultado de la última votación en el parlamento italiano, la Cámara de Diputados pasará a tener 400 diputados de un total de 630 que hay hoy. Lo mismo ocurrirá con los senadores que de un total de 315 habrá unos 200.
De toda Europa el Parlamento italiano era uno de los más incrementados, con un diputado por cada 96.000 habitantes que a partir de la reforma, pasará a tener por cada 152.000 ciudadanos, un diputado con derecho a redactar las leyes.
La reforma italiana tiene como protagonistas al Movimiento 5 Estrellas (M5E), es una reivindicación histórica que nació con la voluntad de acabar con los privilegios de los políticos.
Mientras que la única fuerza que se había opuesto desde el comienzo del debate parlamentario fue el Partido Democrático (PD), terminó por hacer un pacto con el Gobierno del M5E, cambiando sus original idea y votó a favor de la reforma. El resto de partidos estaban previamente de acuerdo.
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Los miembros del M5E, demostraron con pancartas y tijeras de cartón en las puertas del Parlamento todo su festejo y entusiasmo.
Las inscripciones en los carteles manifestaban que los sucesivos recortes le proporcionarán un ahorro a los italianos de mil millones en diez años
En cuanto a los cálculos de achique del Parlamento tiene un carácter más cosmético que otra cosa, apuntando a una cifra más modesta de 81 millones. Pero cabe destacar que el alcance político y legal es de suma importancia.
Primeramente se trata de una reforma constitucional, por lo que 500.000 ciudadanos tienen derecho a reclamar que la ley se apruebe en referéndum y si no llegara a ocurrir en tres meses, entraría en vigor y se aplicaría para las próximas elecciones. Un voto que cambiaría radicalmente de forma, haciendo necesaria una nueva ley electoral.
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Con la pérdida de diputados, los partidos plantean un sistema más proporcional que no deje a nadie fuera ya que en los últimos 25 años se han aprobado tres leyes electorales distintas, siempre en función del interés del Ejecutivo de turno.
Los mismos diputados que pelean por volver a las urnas saben que en los próximos comicios existe la posibilidad que pertenezcan al tercio que no volverá a pisar el Parlamento.
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