Astrología

Viernes 13: mitos, supersticiones y consejos por las dudas

El viernes 13 es un día que tiene mala fama: se lo asocia con la mala suerte. Te contamos por qué de la mano de la astróloga Patricia Kesselman.

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Viernes 13, ¿combinación peligrosa? Si fuera martes, diríamos “no te cases ni te embarques” y realmente creeríamos en el significado negativo del día. Sin embargo, la tradición anglosajona le da más importancia al último día de la semana y lo convierte en el paradigma de la desgracia.

¿Mito? ¿Realidad? Veamos cuál es el origen de esta superstición, las tradiciones y cómo enfrentarlo, en caso de que sea necesario. Para que, por las dudas, empieces este viernes 13 con el pie derecho… porque los argentinos también adoptamos esta tradición.

¿Por qué el viernes 13 tiene mala fama? ¿Por qué el viernes 13 es mala suerte? Te contamos de dónde viene una historia larga…

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¿13 el número maldito?

La razón por la cual el número 13 goza de tan mala fama la podemos encontrar ya en la Biblia: el fin del mundo comienza por el capítulo 13 del Apocalipsis. En la última Cena, por ejemplo, había 13 comensales (12 apóstoles y Jesús) y el resultado fue una traición, una tragedia.

En confines totalmente distantes, en Escandinavia, también existe una tradición parecida, ya que según la antigua mitología, el dios Baldur fue muerto de un flechazo mientras los 12 grandes Dioses se hallaban sentados a la mesa. Él estaba invitado a la cena y no pudo llegar.

Otros creen que la destrucción de la Torre de Babel se produjo un día martes 13 y, por eso, a esa combinación también se la asocia con todo tipo de destrucción

Por otra parte, la mala fama del 13 también puede tener que ver con la carta del Tarot que lleva ese valor, la carta de la muerte, y corresponde al primer número después de la finalización de un ciclo (12) y se relaciona con un nuevo inicio pasando, previamente, por la disolución. Esa carta se refiere al primer período después de un deceso, del cese de las funciones cardíacas y de la separación del alma del cuerpo físico.

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Esta fase, de acuerdo a los ocultistas, es muy complicada y dolorosa porque al hombre lo envuelve la inconsciencia y un velo de vacío. Eso es lo que simbolizan la carta de la muerte y el número 13 para el Tarot.

En el calendario lunar anual, en el último mes, el treceavo, es en el que se produce la muerte del Sol, el solsticio de invierno. En culturas que defienden la idea de un proceso cíclico de vida en el que continuamente se nace y se muere no supone ningún problema que el sol muera, pues en los días subsiguientes volverá a renacer.

Sin embargo, en las culturas patriarcales en las que se tiene un concepto lineal del tiempo, defendiendo la idea de que existen un principio y un final definitivo, ese final puede vivirse de una forma más terrible. Además, en esas culturas patriarcales que anteponen el principio de un Sol “constante” a la existencia de una Luna más variable, la “muerte” aparente del eje central de sus vidas supondría una catástrofe.

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Con la introducción del calendario solar, el número doce se convierte en sagrado, mientras que el 13 es maldito, al igual que suele ocurrir con todos los valores religiosos de las culturas ancestrales, puesto que la forma más eficaz de desprestigiar esos valores consiste en equipararlos a la desgracia.

Desde entonces, la Luna, la noche y el número 13 conforman un grupo marginado de símbolos excluidos, a menudo inconscientes, mientras que la tríada masculina está formada por el Sol, el día y el número 12.

Excepciones que confirman la regla

No todos creen que el número 13 trae desgracias a la persona que lo porta. En culturas matriarcales, por ejemplo, era un número sagrado. Prueba de ello es que los calendarios como el chino y el hebreo aún se rigen por calendarios lunares y las festividades de muchas religiones (judía, musulmana e, incluso, la católica) se basan en el calendario lunar.

Para la religión judía es un día propicio. Por orden de Eliezar el rabino, los judíos ayunaron 13 días y lograron superar una grave sequía, pues llovió. Había 13 cuernos en el templo, 13 mesas y 13 eran las reverencias que se llevaban a cabo durante el servicio religioso.

En la Biblia, para Ismael, el sucesor terrenal de Abraham, la circuncisión tiene lugar en el año decimotercero, cuando el doce del tiempo ha pasado ya, cuando el “trece”, la palabra “uno” ha llegado, como el Bar- Mitzva (significa sujeto a los preceptos) que implica que una persona que alcanza esta edad ya no es considerada por la ley judía como un menor, sino como un adulto.

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Lo propio sucede con la circuncisión en el Islam, que se hace a los 13 años, en la pubertad del varón, donde no se contempla el ciclo sagrado sino la iniciación de adolescente a adulto.

El 13, para la masonería, es un número benéfico, ya que está asociado a la transformación y este es el fin que buscan, el de transformarse de simples mortales a hombres iluminados que conocen los secretos.

Uno de los ejemplos más conocidos de la simbología masónica del número 13 es el billete de 1 dólar: trece son los estados fundadores de los Estados Unidos y el “gran sello” de los billetes de un dólar nos muestra un águila que sujeta 13 flechas con garras en su pata izquierda y una rama con 13 hojas con la pata derecha.

Sobre su cabeza brillan 13 estrellas en forma de pentagrama, su escudo tiene 13 rayas y la pirámide que aparece en el reverso del billete tiene 13 escalones.

El número 13 en estos casos es la unidad, la expresión de la palabra uno en otro nivel, el 13 es el número que tiene lugar después de completar un ciclo, el del 12

Venus, los Viernes y las brujas

Lo propio ocurre con Venus y los días viernes. El día viernes es el día consagrado a Venus, la diosa del amor y del placer, la diosa que representa el amor lujurioso y que, probablemente, durante la antigüedad fuera considerado un día alegre y placentero. Un día de fiesta.

Venus era la diosa conectada con la alegría, el baile, la diversión, con el escuchar canciones y música, con el juego, las bromas, las reuniones, los perfumes y el ocio y el placer sexual, todas cosas que pasaron a adquirir mala fama con las culturas solares.

Dice la historia que el verdadero origen de esta superstición sería un relato de la mitología escandinava. En el momento en que las tribus de esa región se convirtieron al cristianismo, Friga -la Diosa del amor y la fertilidad- fue desterrada y acusada de “bruja”. Se creía que, sintiendo rencor por esta situación, cada viernes se juntaba con otras 11 colegas y hacían maleficios para arruinar la siguiente semana.

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Para ponernos en consonancia con el cosmos, podemos decretar los días viernes “días de amigas” y compartirlos con ellas, no importa si el calendario marca día 13 o no.

Ocuparnos de nuestra belleza, dedicar algo de tiempo al ocio, la alegría, el baile, los juegos, a comprar ropa, y tratar de vivir momentos placenteros, todas estas actividades venusinas. La Venus en su esencia es gentil, viene en son de paz, de disfrute y está muy conectada con la naturaleza, en especial, con los frutos dulces y las flores hermosas. De brujas… ¡Nada de nada!

  • Por Patricia Kesselman. Puedes contactarla en Instagram.

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